FARAONIKA Está Interpelada Por El Pop
Sara Belazaras lo hace todo bien. La productora, intérprete y performer argentina, mejor conocida como FARAONIKA, parte del juego y es mejor así. Está todo en la mirada. Es ese humor seco, inexpresivo que roza los límites. Alcanzar a esos extremos parece el camino para ella. No aburre nunca, al contrario. She keeps you guessing.
Basta con escuchar lo que está en Soundcloud para entender lo que hablo. Se entiende el ejercicio. Son destellos sin filtro, que nacen de una nota de voz y se trasladan sin prejuicio. Hablemos de esos hashtags, los títulos, ¡las portadas! ‘Macrinavidad’ debería de estar disponible en plataformas como regalo este año.
Ni hablar de los vídeos. FARAONIKA está pensado, desde sus inicios, como un proyecto audiovisual. Hay una mística ya. Desencajada. Estamos presenciando, en tiempo real, la búsqueda de una iconografía propia. El team que termina de dar forma a esta idea está conformado por Florencia Amodio, diseñadora gráfica, Valentina Palezza, estilista y Dolores Zuccaro, make up y peinado.
A propósito de su más reciente single, ‘Xqt Doy‘, producido por Polsick, charlamos acerca de qué busca transmitir, el baile como parte esencial, su proceso de composición, hacia dónde va encaminado el personaje y el disco que está produciendo junto a Coghlan.
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¿#AQuéSuena FARAONIKA?
Estuve mucho tiempo y creo que sigo en una etapa experimental buscando mi sonido. Sigo buscando qué cosas me gustan. Tengo una tendencia a elegir ciertos sonidos como las marimbas. Hoy en día me pasan temas, ‘esto suena a vos’. Me ceban esos sonidos. Sí hay algo del lenguaje que utilizo a la hora de componer que tiene que ver con el popular, con asimilo como entendible por la mayoría de las personas. Esto sin dejar de ser complejo, quizás, el mensaje. Toco temas complejos. Esa es mi intención.
Después, por ahí, no llega. Sí es una búsqueda que tengo como parte del proyecto: que se entienda, que sea accesible y que no sea básico. Hay tantas cosas para hablar, ¿por qué no hablar de problemas familiares? ¿Por qué no hablar de otro tipo de asuntos entre pareja? Me divertía encararlo por ahí. El humor se ve en los vídeos, hace que no todo sea tan serio y tan pesado.
Es difícil describir el sonido. ¿Cómo lo categorizás en iTunes?
Eso es un tema (risas).
Soundcloud funciona mucho mejor, en ese sentido.
Sí, sí, sí. Podés ponerle ‘religión’, cualquier cosa. Está buenísimo eso. Son moods, no son géneros. Te digo que es un problema para mí muchas veces encontrar el género. Los géneros están tan interpelados por todo. Ya no es todo tan a rajatabla, hay mucha mezcla. Al fin y al cabo, uno tiene que catalogarlo para ese momento de su vida. Todo lo atraviesa el pop. Siempre está el pop, electro, latin. Es un comodín (risas).
Tu música invita al baile. Es una parte esencial en tu proyecto, de vos. Quiero ese background.
Sí, es parte del proyecto. Está interpelado, desde los looks. Todo está interpretado por la danza. Totalmente. Si el tema es tranquilo, igual está el ritmo. Cuando era chiquita estudié danzas clásicas muy poquito tiempo. Me atravesó, de alguna manera. De adolescente hice un poco de danza de todos los tipos. Por suerte, me tocó una profe que quería abarcar todo para enseñarnos. Estuve ahí un par de años. Lo dejé y en 2018 le metí fuerte. Hice Kpop también (risas).
No sé si es la manera en que decidís utilizar tu voz sumado a la elección de instrumental, pero el pace es otro. ¿Era algo intencional desde el principio? ¿El tema lo pide?
Suele ser lo que el tema me pida. Hay algo un poco místico en los procesos de composición y de producción. Es rarísimo, mágico y muy divertido. Por experiencia y los resultados a los que he llegado, prefiero dejar que eso fluya. A lo sumo ponerme el límite sólo en la temática. En ‘Madre’, no me quería ir por las ramas. La temática está súper clara. Entonces, le doy vuelta a eso con respecto a la letra.
La sonoridad baja del más allá y confío en eso, ‘bueno, así tiene que ser’. Así tenía que ser. He tenido buenos resultados así, pero porque llevo mis tiempos y soy tranquila. ¿Si soy una productora que tiene clientes? No sería esta mi forma de producir. Uno tiene que tener el tiempo para bancarlo.
¿A qué le dás prioridad cuando empezás a componer? ¿Se puede dar prioridad siquiera?
Por lo general, arranco con la melodía. Esto porque estoy probando algún instrumento en Logic. Arranqué con ‘Madre’ haciendo eso con la guitarra. Aparece una guitarra muy de fondo, pero fue lo que marcó todo. Después le agrego todo lo demás. Cantando por la calle me baja una idea, mando un audio y sucede una canción. Le agrego lo demás después.
Me pasó de hacer muchos demos que tienen muchas salidas. Arrancan ‘la, la, la’, y eso puedo hacerlo reggaetón, electro pop. Me gusta más una de dos. Lo primero es la melodía, por lo general. Me parece igual la forma más fluida para mí. Igual, podría hacerlo desde el ritmo, claramente. No es lo que más fluido se me dá.
Ahora con Coghlan estoy teniendo otro tipo de proceso de composición. Es a partir del ritmo y por ahí unos bajos. Es el aire puro. ¿Poder? Se puede.
Performance ante todo. Esto implica jugar el rol que se proponga. Lo veo en los vídeos. ¿Fue una meta desde el principio, hacer algo tan integral? ¿Un día te hizo sentido ir así?
Arrancó así. Se arrancó con vídeo y todo; antes de tomármelo como un proyecto musical, decidí hacerle un vídeo en honor a Bárbara Blanca Lavogue, una artista plástisca transgresora, que me empujó. Me pidió por favor, me agarró del hombro, ‘vos tenés que compartir absolutamente todo lo que hacés. No te guardes nada. Te podés morir el día de mañana’. Le dije, ‘te voy a hacer un tema.’ Ella se auto denominó, ‘de tauro, empoderada, FARAONIKA’.
Yo no tenía Soundcloud ni siquiera. Lo hicimos. Pasó un mes. Le hablo por Facebook y no contesta. En un momento me enteré de que había fallecido. Nunca lo vio. Hizo todo lo que tenía que hacer para empujarme a hacer el tema. Me quedó el tema en honor a ella. Me empezaron a decir así por la canción; en realidad, la ‘FARAONIKA’ era ella. Se dio así, de forma audiovisual. Arrancamos con un vídeo porque le quería dar todo.
Nos dimos cuenta, junto a Bolsa Bolsa, la chica que me hace los estilismos desde ese vídeo, de todo el potencial que había a nivel visual. Muy zarpado, muy linda la historia.
No leo que se mencione tu trabajo en producción y diseño sonoro. Vi unos segundos de ‘TRANS-MISION / I‘. Esa carrera me parece interesantísima. Jugás con la percepción de imágenes, se prioriza el instrumental. ¿Fue una introducción al mundo musical esto?
De Joaquín Wall, sí. Él es un artista plástico platense. De alguna manera, me apadrinó. Me empezó a pedir que le haga producciones musicales para sus obras de vídeo. Para mí fue un montón porque me encanta lo que hace. Él también está muy interpelado por el pop. Mis primeros acercamientos con la música fueron con él y con cortos de amigos míos. Mi primer acercamiento fue por el mundo de las galerías, de Joaquín. Hicimos una muestra en NN. Hice un set, todo diseñado por mí, de una hora. Empecé haciendo unas cosas rarísimas antes de hacer canciones. Fue muy interesante arrancar de esa manera. Joaquín fue uno de los primeros que me apadrinó.
Eso me lleva a ‘Bailanta’, ambient que no aburre. Es difícil de lograr eso. ¿Cómo surge una canción así? Mejor aún, ¿cuándo decidís que es momento de terminarla? En una canción ‘comercial’ me parece más fácil encontrar una estructura.
Es que nada que ver, nada que ver. Eso era más para hacer y experimentar el mismo programa. No llevaba mucho tiempo. Utilizar loops, cambiarlos. Utilizar una melodía y pasarla de un instrumento a otro… justamente eso. Que sea repetitivo para que sea compacto, pero que no sea aburrido y que sea reiterativo. No sé cómo explicar.
No está mal reiterar, pero no tiene que aburrir porque es largo demás. No hay una regla para hacerlo. Con eso experimenté. Lo vi medio difícil, así como lo decís vos. Es medio difícil de digerir. Hay un público, pero no sé si mi búsqueda va por ahí. Fue divertido hacerlo.
Ese mixtape en Soundcloud, ‘FARAONIKA’ tiene muchas ideas concretas. Salió hace 3 años y no encuentro algo así aún. Sí que grabaría voces nuevamente. ¿Por qué no está en plataformas?
En ese momento de mi vida sí estaba empezando a entender que quería hacer eso. No me lo tomaba tan en serio. En realidad, no tenía la información. No sabía que había que mezclar los temas. No tenía ni idea. Mi grupo de amigos fue del mundo de las artes visuales, nadie era músico. Después fue apareciendo la gente, pero es real. El primer tema que mezclé, imagínate, fue ‘Canela’, 2019. Muy tarde.
Fue un gran paso porque empecé a tomar todo un poco más en serio. No por eso las producciones son mejores o peores. Es un disco mal hecho. No es un EP, tiene diez temas. Es un mixtape. Hay muy buenos temas. ‘Evolución’ me fascina. Es uno de mis temas favoritos.
Sí, me encantaría mezclarlos y volver a subirlos, pero perdí todos los proyectos. Se me rompió la compu y dije, ‘soltar, soltar’.
Me decís que no sabías mezclar, pero se nota la búsqueda de experiencia para quien escucha.
Ni siquiera tenía computadora. Lo hice con un celular, grabado con auriculares. El saxo lo grabé con auriculares. Muy loco, pero eran las herramientas que tenía en ese momento hasta que pude comprarme una compu y seguir. Hay algunos temas de ahí que ya los había hecho con compu, ‘Roja’ es uno de ellos. La mayoría se hicieron en esas condiciones. Les tengo mucho cariño y tienen su magia. No los bajaría, jamás. Me gusta que estén así.
‘Cruda’ es una de mis favoritas. ¿Qué me podés contar del making of, de la producción sonora? Esos drums que entran y salen, hay muchos para elegir. Muchos detalles en esa canción. No sé cómo catalogarla.
Hay mucha información, sí. Este tema salió de una biblioteca de samples de cumbia villera de El Polaco. Me encantan esos redoblantes y esa potencia que tiene cuando arranca todo lo demás. Fue a partir de eso. Te había mentido antes cuando dije que siempre arranco por las melodías. Está vez arrancó por los drums. Tiene mucho del latin pop, hay cascabeles. Percusiones muy pequeñas, todo muy detallado atrás. Obviamente, te ponés a escucharlo y a tratar de desmenuzar, lo hallarás. Quedó todo unido, de alguna manera. Eso está bueno. Es un gran tema. Le he metido mucho amor.
Te iba a preguntar por los synthes. Muy cumbieros. Leí del sample, pero ni lo quise buscar.
No, no. Son pedacitos, no se nota. Son muy chiquitos.
El vídeo es descomunal. ¿Esas texturas? Ni hablar de los colores. ¿Vos hacés el video treatment? ¿Eso te lo propuso Josefina Ayala directamente?
No lo publiqué, pero fueron siete meses en hacerlo. Tuvimos un par de reuniones por Zoom. Ella vive en Chile, me habló, ‘me encanta lo que hacés. Quiero hacerte un vídeo’. Yo pensé que iba a ser una animación conmigo moviendo la mano. Me reúno por primera vez, ‘bueno, quiero que sea una experiencia 360. Vos te morís, etc’. Le inspiró tanto la canción a tantas cosas que no pudo no cebarse.
Tenía todo el tiempo del mundo. Yo no la iba a apurar, ‘hacé lo que quieras’. Fuimos construyendo, mandándonos referencias 360, 3D, todo lo que tuviera que ver con lo visual.
Hay mucho de ella. Se nota si ves sus otros laburos. Es muy propia la estética. Nos gustan las cosas colorinches, del pasado. Funcionó muy bien.
El elogio va también para Glow&Ruido con ‘Madre’. Estás game y te permitís dirigir. No hay ideas malas. ¿Cómo llegás a conectar con personas que entienden lo que proponés?
Han pasado muchas cosas con respecto a esto. Ya hemos hecho varios vídeos. La mayoría de las veces se me acercan las personas. He tenido que rechazar algunas ofertas porque no me convencía la estética, no hacíamos match en eso. Sentía que iba a ser forzado y contraproducente para el que me está ofreciendo eso. Prefiero decir que sí, confiando plenamente.
Si hay alguna cosita específica que no me gusta, decirlo. Tengo que confiar en la gente que labura conmigo. Me vuelvo loca si no es así, me peleo con todo el mundo. Por suerte, nunca me pasa. He tenido mucha suerte, me he topado con gente que sabe muy bien lo que hace y que tiene criterio estético similar al mío.
Tengo una forma de comunicar las cosas que siento que hace que eso se pueda hablar y no sea un problema. No me ha pasado tantas veces. He tenido mucha suerte. Con los chicos del Glow&Ruido, a Sam lo conocí ‘Canela’, hizo trabajo de cámara. Es amigo de Fabito Kool, el director de ‘Beboteo’. Hay un grupo de personas que, encima, se avala entre sí. Se gustan entre sí. Ya hay comodidad a nivel estético y a nivel relación. Me cago de risa, nos fumamos un porro después de hacer el rodaje. Está todo más que bien. Esto tiene muchísimo valor para mí.
Florencia Amodio, diseñadora gráfica, Valentina Palezza, estilista, te acompañan desde el principio. ¿Cómo se encuentran? ¿Qué les hace querer seguir trabajando juntas?
Con Valen y Flor Amodio soy mejor amiga desde antes de ser FARAONIKA. Tuve esa suerte de estar rodeada de gente muy grosa. Han crecido a la par mía, ellas haciendo lo suyo y yo en lo mío. Son dos personas muy pillas. Fuera de saber lo técnico, tienen una mirada de la moda, de la industria que comparto. No están puestas a hacer nada que no les guste o que está en auge y hacerlo por eso y nada más. Siempre vamos a buscar, a no ser que nos guste mucho… pero, dame una vuelta de rosca para que sea original, que tenga que ver con el ‘Diccionario FARAONIKO’.
Tenemos un diccionario en el proyecto. Es todo un concepto, querida (risas). Hace que funcione. Para mí es súper importante. Ellas dos son fundamentales. Estoy contenta de haber entendido esto. No es sencillo. Al principio, por ahí no las querés molestar, pero ellas también se ceban y eso está bueno. Fui aprendiendo un montón.
Hay una atención puntual a la parte audiovisual. Es como si un release no estuviera cumpliendo su intención sin un vídeo. ¿Cómo seguís construyendo en el imaginario con lo que viene? ¿Tenés una visión más clara de hacia dónde querés llevar al personaje?
El disco que se viene va a marcar un momento. FARAONIKA se va a convertir en la mayor mierda que te imagines, a nivel persona. Va a ser hasta una villana para después seguir transformando a ese personaje. ¿Si yo soy yo y escribo de lo que me pasa? Me voy a meter en todos los quilombos del mundo. ¿Voy a ser la más tóxica porque necesito inspiración propia? No, no es así.
Por suerte, Violeta Castillo, quien me está asesorando en la composición del disco, es una escritora de canciones muy reconocida y que admiro un montón, me dio este consejo: ‘no busques la inspiración desde la vivencia propia siempre. Te metés en problemas y es jodido’. A partir de eso, me sacó al límite, ‘si no lo viví, no lo puedo hablar’. Cuando a uno le interpela una situación, lo escupe y sale.
También hay otras formas de escribir y eso está re bueno. Tiene que ver con el disco, estoy creciendo en ese sentido. Ponerme en los zapatos de otro personaje y desarrollarlo. Todo eso va a seguir con el eje y estilismo.
Va a ser todo el proyecto evolucionando y transformándose. Eso para mí es divertidísimo. Es súper impredecible para el que está afuera. Dan ganas de ver qué pasa.
Venís trabajando con diferentes producers en ascenso, Percii y Polsick por nombrar algunos.
Me pasó lo mismo con los productores con los que estoy trabajando. Se acercaron a mí. A Percii, Polsick y Coghlan les dije que sí porque me fascina. Tienen una búsqueda propia, su sonido. Ya tienen eso asentado. Me parece valioso. Lo que te decía con respecto al estilismo, no necesitan encajar del todo.
Han encontrado el equilibrio entre el mainstream digerible y el original de ellos. Eso es un montón y es muy difícil. Me ceba laburar con todos ellos, por eso mismo. Podés ser un productor de la puta madre, pero si sos un básico por ahí hacemos algo que no va a estar tan bueno. Esa chispa me ceba.
Coghlan me dice que está haciendo hits. No tengo dudas al respecto. ¿Qué están buscando juntos?
Con respecto a lo sonoro, tiene mucho de los 2000’s. Hay un poquito de todo, siempre dentro de esa época. No nos vamos a ir mucho más porque es la idea. Ya escuchás tres temas y te das cuenta, al toque. En cuanto a las letras… no estuve hablando con nadie de esto. Todavía no quiero compartirlo. Si bien ya está bien marcado, quiero terminar de desarrollarlo perfectamente. Por ahí, dentro de tres meses tener esta conversación de nuevo y contarte más.
Están en modo Timbaland y Nelly Furtado.
Sí, sí, sí. Estamos muy acelerados, venimos rápido y fluidos. Estamos muy contentos los dos. No podemos creer lo que estamos haciendo. No sabíamos que podíamos con tanto. Estoy feliz.
¿Qué crees que tiene que pasar para que esto que hacés deje de ser nicho? Mejor aún, ¿querés dejar de ser nicho?
Hay algo muy extraño con eso. Por un lado, lo masivo no lo considero… no sé si bueno o malo, no es lo que me gusta. Sí creo que podría podría llegar a hacer algo muchísimo más expandido el día de mañana. Para eso tengo que trabajar y ser persistente. Siento que mi música ya tiene una estructura de pop que es digerible. Es posible, sí.
El nicho se va a ir agrandando. La gente que me escucha es de la comunidad LGTB, es mundo pop, mundo gay. Hay miles de personas que necesitan el pop en Argentina, en Latinoamérica, en español. Voy a ser bien recibida porque ya está sucediendo. Es cuestión de seguir trabajando.
¿Qué estás escuchando?
Es un loco mi Spotify. Me mataste. Esta no te la puedo responder. Escucho Cumbia 420, Jessie Ware, Chichi Peralta, Sandro.
Si estás enfrente a una puerta, ¿quién te abre?
¿Quién me puede abrir? Voy a decir algo polémico. Me gustaría poder hablar con Michael Jackson y saber qué sucedió y cómo fue todo su camino en la música. Hay muchas cosas sin resolver ahí. Es raro lo que acabo de contestar, no sé. Es uno de los artistas que más me flashea y causa preguntas. Si hay alguien a quien le quiero preguntar, completamente sincera, es a él. Es una persona que marcó el pop, evidentemente. Necesito hablar con él.