Evar y La Armonización Del Caos
Un año de encierro no fue impedimento para que Evar Peaguda, mejor conocido como Evar, se haya convertido uno de los artífices más consistentes del último año. El joven productor argentino tomó estos meses para dedicar su tiempo a la construcción de sonidos impredecibles. Hoy en día, imprescindibles para el resurgimiento de la escena de su país.
Es alguien que está game, todo el tiempo. El trabajar desde su computadora, no importa si él va al estudio o llegan a buscarle, ha permitido jugar en cualquier escenario posible. No se cierra al rol de producer. Está en la grabación de voces, escribe, en co-producción. Está clara la capacidad para entender el lenguaje de cada artista con quien trabaja. Hay una voz distintiva que él logra traducir. Claramente, es una musicalidad que se subestima.
Basta con escuchar ‘DURO (Evar remix)‘ para comprender el espectro en el que se desenvuelve. Este tema fue el punto de partida para esta conversación. Charlamos acerca del proceso colaborativo, sus inicios en Soundcloud, si trabaja pensando con alguien en mente y las puertas que abre la experimentación en ‘Guchi Polo‘ junto a Saramalacara.
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¿#AQuéSuena Evar?
Ni idea (risas). Creo que tengo, que siempre tuve una cuestión media híbrida en mi forma de hacer música. Siempre me gustaron muchas cosas. De alguna manera, en la música trato de meterlo todo. Puede ser contraproducente porque estás tratando de meter demasiado. A veces es super específico, minimal y vos estás queriendo llenar un montón de cosas. Viene de eso, de inspiración de muchos lados.
No sé de dónde viene. Intento entender qué necesita el artista, a qué suena el artista ya y qué es lo que yo puedo aportar. Es así como puedo traducir a ese artista.
No intento que el tema sea Evar y tampoco que sea del artista. Tomo la impronta que ya tiene con el artista y la traduzco a mi manera. Es medio transformativo, si se quiere. En DURO volqué eso al ciento por ciento, ‘ok, dejame agarrar este tema y hacer la locura que hubiese hecho’. Sin ningún tipo de culpa. Cuando se tiene que producir, se está muy pendiente del código, sonido del artista. Se limita, un poco, lo que vos en tu intimidad o en tu locura podrías hacer.
Con el remix pasó que no tuve ningún tipo de culpa. ‘Mirá, acá voy a hacer exactamente lo que yo haría. Que salga lo que salga’. Se dieron las cosas como para que tenga que ver con el relato de Six Sex y que esté bueno. La variedad en producción es algo que me gusta. Cuando empezaba tenía la dicotomía de sentir que tenía que encontrar mi estilo. Encontrar tu estilo, en realidad, es reducir el abanico de posibilidades que tenés y quedarte con algo que se repite y que marca algo tu estilo. Con el tiempo empecé a entender que el estilo está en mi ADN.
Simplemente, me dejé llevar por lo que yo haría. ‘Ah, pone esto siempre así’, no es eso. Es la forma en la cual intento bajar las ideas y traducir las ideas con el artista que sea.
El remix es un caso muy puntual. La gente no está tan dispuesta a esto nuevo. Si lo medís en plays, recién pasó los cinco mil streams en Spotify.
No sé si es un precio a pagar. Tengo algunos proyectos míos, como productor y artista, más personales. Son muy lindos y no los quiero apurar. Están ahí y me gustan mucho a mí. Con esos proyectos, remixes es algo que me tiene que gustar mucho. Tiene que ser exactamente lo que yo quiero que sea. Eso es muy egoísta con el oyente, en un punto. Si es tan específico, tan lo que vos querías, tan tuyo, es más tuyo que de la gente. Me pasa un poco eso con mis proyectos personales.
Si hay gente del otro lado que conecta con eso, sé que va a conectar al cien por ciento conmigo. No importa si son tres o cien mil. Eso es lo que me interesa a la hora de hacer estos proyectos un poco más libres, un poco más míos.
¿Cómo empezás ese camino? Esto que me decís de llevar la computadora a cualquier lado te permite no condicionar cuándo trabajar ni el ritmo.
Empiezo estudiando. Hice una carrera de dos años de producción musical. Se llamaba ‘Músico Electrónico’. La querían un poco correr de la producción más fría y hacerla más artsy. Terminé el secundario y me metí ahí. Fui aprendiendo, me fue gustando. Me fui metiendo cada vez más. Se fue dando, puramente, de forma natural y orgánica. Si bien soy super ambicioso y todo el tiempo estoy proyectando hacia adelante, yendo a buscar algo, ahora sí son cosas específicas.
Cuando estaba empezando, eran más las ganas y la fuerza de ir hacia adelante. La frialdad de decir, ‘primero tengo que hacer, esto después que poner mi Soundcloud, subir mis temas’. Hice ambas cosas. No fue tanto de escalones claros sino la seguridad de que que esto me encantaba, quería ir para adelante, meterle. Quiero gustarme, quiero hacer cosas que me gusten. Todas esas cosas que uno quiere y busca cuando está empezando.
Después fue a través de conocer gente. En donde estudié lo conocí a Halpe. Nos hicimos amigos, nos gustan las mismas cosas. Nos empezamos a mostrar música y ya está, viste. Cuando empieza a pasar eso, que conectas con otra persona porque tienen los mismos gustos, empieza un ping pong zarpado, lindo. Aprendés un montón. Se empezó a armar una bola de nieve.
Lo que me parece importante es la la pasión y la motivación, por más de que esto suene cursi. La fuerza y la voluntad con la que uno sale buscar lo que sea. No tanto, ‘ah, tengo que trabajar con este para conseguir esto’.
Lo que pasa con vos es que estás con la gente correcta, desde el principio.
Totalmente.
No es casualidad, pero es un caso atípico. ¿Cuánta gente produce hoy? Lo trato de plantear en estos términos: quienes alcanzan cualquier nivel de éxito, como vos lo definás, siento que son muy metódicos. Hablo de la ética de trabajo.
Sí, sí. Tengo ciertas cuestiones de ética laboral, seguro. En los comienzos, no las tenía y las fui encontrando. El breaking point es que yo hacía música para mí y la subía a Soundcloud. Llegó un momento en que empezaba a hacer música para otros. También es música para mí, pero es un artista que lo sube a su canal y yo soy una figura que acompaña ese proceso. Hay un cambio bastante grande en donde tengo que aprender a trabajar con gente y ya estar en el estudio con otra persona. A entender qué quiere, si yo lo puedo hacer, cómo lo puedo hacer.
¿Por qué figurar como artista? ¿Por qué decidís reclamar ese espacio en la canción? Podrías no hacerlo.
Podría no hacerlo. Siento que, de vuelta, es un poco natural. Lo siento tan mío y muchas veces el artista lo siente tan mío como de él o de ella. Nace tan juntos y nace tan de los dos, está bueno que se traduzca eso a la visibilidad y a las plataformas. Es un mimo, un poco eso. Es también entender que estoy haciendo música mía. Es así.
Muchas veces la producción puede ser, ‘me traen esto, yo le doy forma y te lo devuelvo’. A veces es parir algo juntos, de hoja en blanco a toda una obra. Cuando es así, los natural es que los dos somos pintores. Vamos los dos con el pincel tirando pinceladas. Me parece que solo la industria, la escena o como quieras llamarlo, está prestándole atención a eso.
Está virando hacia eso, hacia lo que antes era el detrás del tema de. Ahora es página principal. Ahora es Bizarrap. Ahora el productor es un artista más. Ya no es un chabón con conocimientos técnicos que te hace sonar bien.
¿Fue ‘Basta’ de Fabo tu primer tema en plataformas?
Ajá, sí. Mirá qué atrás te fuiste.
Esto es completamente diferente a lo que hiciste. Tenés una bossa con toques de baile funk. No he vuelto a escuchar algo así de tu parte.
Ya lo estaba haciendo Alizzz, C. Tangana. No inventé nada. Me estaba juntando con Fabo, un amigo, y la flasheamos por ese lado. Eran las ganas de él, su idea. Antes de eso, creo que mi primer tema de plataformas fue un tema con Catnapp y un productor ruso. Fue una cosa rarísima. Empecé a hablar con él, por Soundcloud.
Terminamos haciendo un tema juntos, los tres. Es muy bizarro porque después la conocí a ella y teníamos esa colaboración, a distancia extraña con un productor de Rusia, de por medio. No te puedo explicar lo raro que era eso. No había ni bossa ni nada que pueda identificar.
¿Era industrial?
Sí, era una cosa industrial, toda híbrida. Eran sonidos negándose a ser un género.
Eso regresa.
Obvio. Arca, PC Music, hyperpop tiene algo de eso.
¿Trabajas pensando en alguien en particular? ¿Vas sacando ideas y todo pega?
Tengo momentos donde hago beats, todo el tiempo estoy haciendo beats. Ahora lo hago en momentos donde tengo tiempo, no son tantos. Momentos más de research. De repente estoy escuchando house y digo, ‘quiero hacer esto’. Me pongo un día o dos y estoy ahí haciendo, aprendiendo los códigos. Con artistas, me pasa muy poco de hacer un beat y mandárselo. Ya no funciona así. No me gusta hacer eso.
Prefiero que venga al estudio o ir, tener la hoja en blanco, ‘¿qué hacemos?’ Para mí, eso se transformó en mi manera de trabajar. Es mucho mejor. Yo puedo estar acá sentado solo y hacer quinientos beats. Aunque esté pensando en tal, no le puedo leer la mente. No sé lo que quiere, lo que necesita. No sé cómo se siente hoy.
Estoy asumiendo que necesita un beat que yo puedo crear ahora. En realidad, no. En general, mi manera es, ‘venite al estudio, cómo estás, charlemos, ¿qué te pasa? ¿Qué querés?’
Cuando la sesión no funciona, en el sentido de que no haces algo productivo, que puede pasar un montón, cuando tuviste todo esa charla previa sentís que no perdiste el tiempo. Si hago un beat solo, se lo mando a alguien y no le sirve porque no tuvimos una conversación antes, ‘uy, perdí el tiempo. Ahora tengo esto colgado. Trabajé medio al pedo’. Es raro. Prefiero, mucho más, juntarme con la persona y entender un poco primero qué quiere.
Se sigue pensando que producir es armar ideas, hacer un type beat.
A veces, producir puede ser eso. Producir puede ser muchas cosas, en realidad. Hay diferentes tipos de productores. Están los beatmakers, que se digan hacer beats y mandarlos. Si bien me siento muy beatmaker en mi manera de bajar las ideas, en la manera de trabajar con artistas me siento otro tipo de productor. Necesito charlar, sentarme, que ranchemos un rato, empecemos juntos de cero. Después hay productores muy músicos, arreglistas. Hay productores más ingenieros, más desde la parte técnica.
Hay productores más Rick Rubin, se sientan en el sillón a tomar whisky y tiran ideas. Está todo eso y después hay mezclas en el medio. Siento que la producción no es una cosa si no es una combinación de todas estas. Cada uno la va llevando más para una u otra.
¿Cómo llegás a Bohemian Groove? Quiero esta historia, quiero ese punto de encuentro. Entiendo sos parte, pero no estás firmando. ¿Cuál es tu rol?
Soy de los productores principales del sello. Los chicos todavía no firmaron ni a mí ni a ningún productor. Es una instancia que en algún momento, tal vez, se dará. En la práctica, laburé con todos los chicos. Desarrollo un alto porcentaje de los proyectos del sello. Ahora estamos cerrando el disco de Dillom, el próximo proyecto de Sara, que no puedo decir absolutamente nada. Tengo miedo hasta de nombrarlo.
Lo conocí primero a Muerejoven y empezamos a trabajar. A través de Muere y Halpe los conozco a ellos. Halpe estaba era el DJ en los shows. Eran poquitos, los primeros. También estaba trabajando con Bhavi, entonces no siempre podía. Una vez Pato se tenía que ir a México con Bhavi y tenía una fecha, el mismo día, con los chicos de la RIP, ’che, amigo, ¿estás para hacerla de DJ?’
Así empezó. DJ, por primera vez, en UNICLUB. Estaba nervioso, pero salió lindo. Tuvimos un montón de fechas, nos fuimos a Paraguay, Córdoba, Rosario, Uruguay. Fue en 2019 que giramos bastante. Nos hicimos amigos. Yo era productor no DJ. Eventualmente empezaba a deslizar algún beat o alguna producción. Todo muy natural, se fue dando solo. En 2020 cayó la pandemia y se cortaron los shows. Ahí fue donde más fuerte me puse a producir porque era la parte que quedaba. No podemos salir a tocar, tengo tiempo para ser beats, vamos a hacer. Empecé a tirar uno tras de otro.
Este es uno de los colectivos más emocionantes que he escuchado en los últimos años. No hay limitantes en colaboraciones, sonidos, visuales, vestuario. Hay una complicidad latente. ¿Cuándo llegás al entendimiento de que lo que están haciendo no es habitual?
Es loco. Me está pasando cada vez más con el disco de Dillom. También es re lindo porque somos tres productores, FERMIN y Lamadrid. Es un disco, es otra cuestión. Es un conjunto de obras que juntas son un algo y por separadas también tienen sus cosas.
¿Cuándo me doy cuenta que lo que estamos haciendo es diferente o peculiar? Lo tengo clarísimo porque no tengo idea de qué estamos haciendo.
Está buenísimo, pero otros días digo, ‘qué raro, no tengo idea qué va a pasar’. Nos dejamos llevar, hicimos lo que queríamos hacer y el resto ni idea (risas). Uno lo sabe, pero a ratos. En otros momentos es incertidumbre, en otros es, ‘qué temón hicimos y este es el mejor álbum del mundo’. Te agarra un cagazo que decís, ‘ni idea de que estamos haciendo’. Es raro.
Quiero que hablemos de umru. Sí que noto una influencia con esa manera de estructurar el caos. ¿Has usado el sample pack que tiene en Splice?
Sí, obvio (risas).
Tiene unas distorsiones insanas. Me parece una referencia directa en lo que hacés. Esto que hacés con el hyperpop, lo noto en la estructura. Hay algo visceral en el sonido. ¿Cómo llegás a esto?
Con umru hablamos y tenemos buena onda. Lo conocí por Soundcloud en la época que estaba ahí, había una comunidad linda. Él ya hacía esa música antes de que existe la palabra hyperpop y yo también. Ahora se alinearon un par de cosas, se encontró ese título y le asignaron un montón de cosas. Particularmente, no creo que haga eso. Sí que hay cosas y producciones particulares donde ciertos colores se pueden asociar a eso.
umru es una inspiración para mí. Creo que fue más que me sentí identificado con lo que él hacía. Vi algo de lo que él hacía en lo que yo hacía. Es eso, la armonización del caos es algo que se me da bien. Él es el fucking rey en eso. Es muy lindo el amor que le pone a cada cosa él. Escuchás sus temas y hay un nivel de detalle, tiempo en cada. Me encanta, lo tengo de referencia. Lo encontré más porque ya estaba haciendo cosas medio así.
A estas alturas, siento que es difícil hacer algo un proyecto en conjunto, solo para ver cómo empatan.
Me encantaría. Creo que podría estar muy bueno. Coqueteamos un par de veces con colaborar. Nunca se dio. Ahora está produciendo a Charlie XCX, nada. Tiene sus proyectos el pibe. Se podría dar en algún momento. Tengo un par de temas instrumentales con productores. Son muy lindos.
Espero que cuando esto termine y esté un poco más tranquilo los pueda elaborar. En algún momento, espero los pueda mostrar. No sé si un EP, singles. Hay cositas así, más instrumentales. Tal vez con algún artista, cositas especiales. Tengo varias guardadas.
‘HACE CUÁNTO NO TENGO HAMBRE?’ es una película. Va subiendo la tensión y siento que estoy en la noche, en una persecución clandestina. Hasta imagino las tomas. Otra con hyperpop disfrazado. Digo disfrazado porque no se vende así, al inicio.
De vuelta, me cuesta decirte qué es. Esa producción fue totalmente destructiva. A veces me encuentro en un lugar donde soy muy destructivo para crear. Rompo todo y después empiezo a construir. Ese fue un caso donde hice exactamente eso. Esa producción era un trap, tenía chopped snares, high hats. Era un trap hard, con 808s.
Ni le pregunté a K4. Le borré todos los canales, me quedé con la voz y la flashee. Hubo algo, la cadencia de su voz no me sugería un patrón de trap. Me sugería un patrón más rítmico, más duro, más cuadrado. Lo probé y ni bien puse los kicks arriba de la voz… quedaba perfecto. Me di cuenta que tenía que ser caótico como K4. Totalmente oscuro y mal flashero. Recuerdo que le mandé el archivo, ‘perdón, me la mandé. No me hago cargo’.
En ‘Blicky’ ya empezás a jugar con esos drums viscerales, es irracional la manera en que revientan. No sé cómo definirlos. Es muy lógico que terminés trabajando en un tema con Defensa. Es todo lo mismo, parte del mismo principio.
Totalmente, es un poco todo lo mismo. Me pone contento que lo notes porque es un poco de eso. Tal vez no está tan claro, pero voy tirando pistas y va tomando sentido un poco solo. ‘Blicky’ fue proceso igual al tema de K4, nacen de la misma manera. Me mandan un tema, ‘no, tchau’. No era la búsqueda que tenían ellos, pero la vi.
Me lo estaba pidiendo el tema. Si algo sé hacer es escuchar lo que me está pidiendo la canción y hacerle caso. Prefiero eso a cualquier otra cosa. Me ha pasado que está ahí y lo fui a buscar.
Todo lo que ha salido con Muerejoven es oscuro. La intención, me refiero. El mismo beat condiciona la temática, el tono. ‘Finesse’ tiene esa familiaridad que no puedo poner nombre aún. ¿Cómo es esa dinámica?
Muere es un capo. Él está en un momento interesante porque ya hizo un montón de cosas que están re buenas y ahora quiere hacer cosas que estén mucho mejor. Lo está haciendo. Nos juntamos en el estudio y estamos tomando de referencia todas las cosas que a él le gustan. Las estamos interpretando a nuestra manera, tomando como punto de partida. Estamos dejándonos un espacio para buscar, que él también busque su voz, en cantar un poco más, en ser más oscuro todavía.
Hay unos temones infernales que no tienen ningún tipo de sentido, necesito decirlo. No sé cuándo van a empezar a salir, pero ahí estamos cocinando unas partes. Estamos trabajando con Seba, su mano derecha, con Lamadrid también. En esto de trabajar de a tres se empieza a dar una dinámica nueva y diferente. Aporta un montón de herramientas, está buenísimo. Para mí, ‘Finesse’ no es para nada oscuro. Me parece mucho más gótico, bohemio, algo medio misterioso. Me parece como algo más así, a nivel instrumental no me parece tan oscuro.
Planteo oscuridad como lo opuesto a claridad. Lo que viene haciendo va en esa línea.
Hay algo de eso. Creo que se va dando solo. Es un lugar donde él puede crear fácilmente. Esa oscuridad creo que es simplemente un hábitat donde él se puede desarrollar tranquilo. Sí que estamos explorando. Esa oscuridad es cada vez más fina. Tal vez deja pasar un poquito de luz y empieza a iluminar ciertas cosas.
Con TAICHU hay otro tipo de agresividad en el bass. ‘TOLKIN YIT’ es una locura. ¿Cómo empezás a hacer una canción así?
Tendría que abrir Ableton y empezar algo. Es lo que me está pidiendo la canción en el momento. Desde lo práctico, suelo empezar por las armonías, la melodía, los acordes, el sample. Lo que sea que en armonía sostenga el tema. Eso es lo que me hace saber dónde estoy, entender el clima y la vibra del tema. En general, una vez que tengo eso y me gusta, desarrollo todo lo demás.
Hablo del bajo, batería, estructura. A veces empiezo por el bajo. Con las drums casi nunca. Eso depende de cada caso. Con ‘TOLKIN YIT’, ella me mostró un tema, ‘quiero algo así’. ‘Ok, listo. Vamos a hacer esto, pero déjame hacerlo a mi manera’. Lo laburó Molok0 también, le dio su twist. Lo acercó a un sonido más freak, era lo que ellos estaban buscando.
Quiero hablar del tweet de hace unos días. Leí que querías hacer música bonita. ¿Cuál es tu definición?
Estaba escuchando una banda sonora de un animé, de una peli de Miyazaki, ‘Nausicaä’. Es simplemente hermosa. Me hace sentir bien. Me llega de una manera que solo puedo decir que es sumamente hermosa. Tengo ganas de hacer música que transmita un poco de eso, que sea muy bella y haga bien. Que te haga sentir bien.
Soy muy específico con mis tweets, creo. Los reduzco a algo muy sintético y tiro esas. Quiero hacer cosas disfrutables, que hagan bien escuchar. Personalmente, más para mis proyectos. La música mía, que en algún momento sacaré, es un poco eso. No hay mucha magia debajo.
¿Es ‘Guchi Polo’ un hito? ¿Crees que abre la posibilidad a seguir experimentando?
Sí, después de esto hicimos un par de temas con Sara que no tienen sentido. Directamente, tengo la certeza de que fue lo primero de algo. Con Sarita pasa algo hermoso. Nos encontramos en las melodías que a ambos nos gustan. Pasa algo muy grosso cuando consigo esa nota que estaba buscando y me dice, ‘¡sí, era esa!’ Nos entendemos, sabemos qué estamos yendo a buscar. Sabemos qué nos gusta a los dos y lo podemos conectar. ‘Guchi Polo’ era un tema muy distinto, en principio.
Fue también importante porque ella estaba muy bloqueada, aislada, sola, 2020, pandemia. Es difícil crear desde ese lugar. Ese tema fue el primero que destrabó, un poco, la creatividad. Me mandó un audio por Whatsapp cantando el tema. Listo, ya está. Súper especial desde que nace. Lo empezamos al laburar. Fue después de ‘Water’, claramente.
Lo tuvimos allí mucho tiempo. Seguimos haciendo cosas y de golpe empezamos a encontrar sonidos con Sara. Empezamos a encontrar cosas que nos estaban gustando. ‘Guchi Polo’ tiene que ser esto y lo trajimos a nuestro sonido de ahora. ‘Ah, era por acá’. Tiramos un par más. Sí, fue un poco la puerta para que nosotros digamos, ‘che, vamos a hacer esta locura hermosa’.
Lo hicimos. También hicimos lo contrario, vamos varios pasos adelantados. Tenemos más y diferente para después. No voy a decir nada más. Me lo digo a mí mismo porque tengo unas ganas de spoilear. No tienes idea. Lo que más me gusta es spoilear y filtrar cosas.
¿Cuándo normalizás que un tema tenga millones de reproducciones en plataformas?
No sé, no tiene sentido.
¿Cómo eso no altera las expectativas que podés tener para lo próximo?
Supongo que sí. No lo noto tanto. Un poco me hago el boludo. Me hago el tonto de que no está pasando nada para seguir en la misma y seguir haciendo cosas buenas. Son más mis amigos los que me dicen, ‘che, boludo, 20 millones’. Sí, es verdad, pero después de que no le doy tanta bola. Sí que cuando empezó a suceder… no me acuerdo cuál fue el primer tema que llegó a un millón, creo que ‘HI-C’ y después no sé si ‘Water’. ‘DUDADE’ fue el primer tema muy fuerte que hice. Un poco, ‘ok, lo conseguí. Puedo generar eso’.
Era una incógnita hasta ese momento para mí. Venía haciendo temas que estaban buenos, que hacían números. La clásica, uno siempre tiene eso del hit en la mente. Por lo menos, desde que produzco, uno siempre espera un poco ese tema que marque un antes y un después, que explote. Un poco esa cuestión romántica que uno tiene con el hit.
Una vez que lo tenés, ‘bueno, de una’. La tenés que empezar a aceptar y seguir. Si bien me pongo mucho a mirar los números, a la hora de crear no pienso para nada en eso. Intento que no me condicione, en absoluto, al hacer música.
Mi búsqueda y por suerte la de los chicos también, es hacer música que nos llene. Por eso estamos juntos. Hacer música que nos guste y decir algo. ¿Para salchichas? Ya hay un montón. ¿Para hacer números? Estamos haciendo números con algo que también significa para nosotros. Tenemos las dos vertientes ahí.
‘Cuando Sonríes’ es lo más pop straightforward que llevás al momento. Mucho más calmo. Una canción con muchos detalles en segundo plano. ¿Lo que viene va por ahí?
Un poco sí, un poco no (risas). Estoy dando la entrevista más ambigua. Sí, por Sara. Ella, desde ese tema, empezó a encontrar unas cosas en su voz y en sus letras que son zarpadas. Están buenísimas. Si bien los temas más viejos de ella están buenos, a partir de ese tema empezó algo deep. La gente conecta con ella de manera profunda. Continúa un poco el relato si se quiere, un poco la historia de ella.
A nivel sonoro, hay un par de guiños. No nos propusimos seguir por ahí. En general, los chicos de la RIPGANG tienen algo: ni bien algo les sale bien, ni bien encuentran una fórmula que funciona, lo siguiente que hacen es exactamente lo contrario. Está buenísimo y a veces digo, ‘che, pará. Tiremos otra ‘Dudade’. Repitamos una’. Igual, no. Lo lindo es que todo el tiempo están yendo en contra de lo que descubren que funciona.
Son reticentes a la idea de lo que funciona. Es lo que los mantiene vivos y los hace tan interesantes. Con Sarita tenemos cosas muy lindas. ‘Cuando Sonríes’ fue el comienzo del relato de Sara.’Guchi Polo’ el sonido.
Venís con dos años llenos de trabajo y tengo la certeza que no vas a bajar el ritmo de aquí a los próximos dos años, por lo menos. ¿Te animás a decirme qué querés que pase?
Estoy justo en una semana donde terminamos el disco de Dillom. Es el primer disco de él, es mi primer disco que produzco enteramente. Es el primer disco del sello.
Es un antes y un después muy fuerte. ¿Qué va a pasar después de eso? No tengo absolutamente la menor idea. De hecho, estoy justo en un momento muy expectante.
A la vez, en una vorágine de cerrar. Estoy muy intrigado. Ya tengo planes, hay proyectos que estoy encarando para el año que viene. Hay proyectos con Muerejoven, Sara. A Sara le dije que vamos a hacer un proyecto, que todavía no existe, y que todavía no se decide hacer. Ya se lo dije, ‘el año que viene vamos a hacer esto. Sabelo’. Ya hay cosas medio agendadas, por suerte.
¿Qué va a pasar? No tengo idea. Tengo muchas ganas de trabajar con mucha gente diferente. Tengo relación con la mayoría y están todos muy cerca por suerte. Está todo muy cercano a pasar. En lo personal, quiero seguir creciendo, aprendiendo, haciendo más y mejor. Cada tanto tirar alguna mía. Supongo que se va a venir algo más el año que viene. El resto es incertidumbre total porque estamos en un punto de inflexión muy fuerte.
¿Qué estás escuchando?
Uy, qué pregunta esta. Me matás. Nunca sé qué responder. Regreso mucho a mis productores favoritos, Cashmere Cat, Lido y a algunas bandas sonoras, a música un poco más clásica. A eso siempre estoy volviendo. A algún disco de más atrás, The Last Shadow Puppets. Sinceramente, estoy escuchando el último de Drake. Me parece que está buenísimo. Me pasa que me agarra en un momento de mi vida que me gusta mucho porque me lo disfruto.
No sé si me gusta mucho, no sé si es, ‘wow, mirá la idea, mirá el planteo de produ, las barras nuevas, el concepto’. No tiene eso, pero es sumamente disfrutable. El último de Kanye también lo escuché. A Kanye lo amo y odio al mismo tiempo. El último disco está buenísimo, me gustó, pero muy intenso. Ya bastante intensa es mi vida en este momento como para escuchar algo así. A eso voy con que escucho el de Drake y la paso bomba.
Si estás enfrente a una puerta y tocás el timbre, ¿quién te abre?
Puede ser muy cursi, pero creo que me abro yo mismo, después mi familia y mis amigos. Al revés, primero mi familia y mis amigos, después yo. No sé si estoy respondiendo a la pregunta, creo que no tiene un bien y un mal. Gracias a esa gente puedo abrir o tocar cualquier puerta, cualquier timbre. Eso creo que es poco la base de todo.