Rubio Y El Existencialismo Hecho Canción
¿Qué hacer ante una artista que constantemente cuestiona lo que le rodea? En mi caso, dar un paso atrás y tratar de entender el formato que decide utilizar para exteriorizar lo que necesita decir. Rubio, el proyecto solista de la chilena Fran Straube, es experimental, libre, permisivo. La canción es el formato, por el momento, para la expresividad que emana. Esto que escuchamos, sentimos es el resultado de la naturalidad con la que se conduce.
No puede esperarse menos de una persona que imagina su vida entera haciendo música. No hay pretensiones que nublen el juicio. De la mano del polifacético productor, Pablo Stipicic, Rubio ha encontrado una pareja musical que le entienda. No descartan el regresar al folclore, raíz y reinterpretar a una estructura no convencional. Las líneas de bajo son la muestra de esa complicidad.
A propósito de su nuevo vídeo, ‘Qué Es Lo Que Realmente Importa‘ platicamos con Fran para entender un poco más acerca de la manera que decide abordar este primer trabajo como solista, la no definición de lo que hace, el extraordinario rollout previo a su primer EP, el dejarse guiar por lo que siente en el momento y la razón por cuál este single necesitaba visuales.
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¿#AQuéSuena Rubio?
Trato de no explicarlo mucho. Soy un poco reacia a que, hoy en día, todo tiene que tener etiqueta, tiene que tener un lugar de dónde pertenece, tiene que tener una explicación. Eso es muy de la humanidad. Podría llamar mi música un poco intercontinental. Me gusta mezclar varias sensaciones, estéticas, influencias de distintos países. No me caso con un estilo.
Le llamo muy música camaleónica también. A veces me dan ganas de hacer un techno, a veces un folk. No tengo un estilo marcado, por eso me cuesta definir de dónde vengo, de dónde soy. Me gusta la música, generar canciones, pero no las tengo tan puestas en un casillero. Me gustan muchos estilos de música, soy muy melómana. Me puedo diferenciar, saber qué es bueno y es malo para mí en distintos estilos de música.
No soy hater con la música, escucho de todo. Todo me puede gustar, puedo sacarle la luz y lo que me gusta. Me es difícil decirlo. Creo que, para explicar a la gente, Rubio es música camaleónica.
Cada quién lo puede tomar como quiere, reinterpretar y funciona. Tenés elementos folk, buscando la raíz. De alguna manera se piensa en términos, ‘hacés música electrónica, tiene que tener una estructura A, B, C’.
Eso.
Muy method lo que salió al principio. Es como si hubieras querido ser muy literal con la idea y funcionó. Para mí, esa elección dice mucho acerca de qué se está dispuesta a hacer para ejecutar. ¿Qué hacés para seguir llegando al límite? ¿De dónde viene esto? Tiene que partir de una necesidad, de compartir eso que pasa.
Para mí, la música es casi que un paraguas. Es el sostenedor de toda la expresión que yo tengo. Me permite explorar un mundo creativo, imaginario infinito.
El crear un proyecto en solitario, un proyecto nuevo era un poco el pretexto para poder expresar y compartir, en distintas áreas, lo que yo llevaba sintiendo en cuanto a la letra, la estética, el concepto de los discos, los EP.
Al final, la canción es el pretexto, cachai. Tengo una canción y dentro de eso puedo hacer mil cosas más. Me gusta mucho eso de la música, es como el cine, involucra varias artes, desde la poesía, fotografía, muchas artes. Es bacán. Eso me llama mucho la atención y me permite entrar en ese gran misterio: la creatividad. Siempre pido que no se me acabe la creatividad. Encuentro que el gran misterio de eso es muy bonito.
Ese gran misterio es mi gran pasión; yo siento algo dentro de mí que tengo que compartirlo y comunicarlo. Siento, desde muy chiquitita, que tengo que dedicarme a esto. Eso ha sido un poco este concepto. Por algo trato de manifestarlo, a desfragmentarlo de una manera muy onírica, muy fabular, de cuento. Me gusta. Creo que con las letras, sobre todo, trato de dar el mensaje a la gente que escucha.
‘Un lienzo blanco, tiñendo de a poco. Un ser blanco a empaparse’. Hay una mirada existencialista en este proyecto.
Es existencialista, sí. Soy un poco así. Bueno, no un poco. Rubio ha sido la salvación de todas mis penas, depresiones, alegrías, todas esas cositas que uno va sintiendo. Al final, ha sido mi manera de desahogarme, mi refugio, mi expresión. Es mi manera de poder compartirle a las personas. Siempre he creído que la gente que escucha esto es como si fuéramos del mismo planeta.
Hay un sentido de identificación. Mientras más particular es el relato, más universal es la audiencia. No importa el contexto, algo resuena.
Es lindo. Eso también lo tiene la poesía. Tú puedes escribir algo y la persona interpreta otra cosa. Esa persona después se hace dueño de la interpretación, la vive al máximo. A mí me impresiona; no sé si le pasará a toda la gente que hace música, pero la gente se me acerca mandándome mensajes de cosas profundas. Me siento un poco psicóloga de la música.
Me hablan cosas muy profundas, se desahogan respecto a una canción que escucharon, incluso el proyecto en sí. Alguna foto que subí produjo algo, incluso. Sienten muy genuino el proyecto y me llegan mensajes muy profundos, tiernos, de corazón abierto. Me pasa algo existencial, como decías. Algo llega a la gente. No podría explicarlo tampoco, lo explican más las personas, periodistas. Es bonito. Lo llamo magia.
Hablemos de los singles dobles. En cada proyecto te permitiste generar una imagen, tono distinto. Lanzás un EP y tiene que haber congruencia, se espera eso. Salís de esa manera es darle la vuelta. ¿Cómo empezás a trabajar con esa idea? El storytelling podría haber ido para cualquier lugar.
Surgió un poco muy random. Ahí estaba recién inventando el proyecto. Yo venía de otras bandas. Aquí en Chile, en algunas partes de Latinoamérica, ya se conocía mi otra banda, Miss Garrisson. Éramos under, pero girábamos por el mundo. Surge este proyecto nuevo e igual fue de, ‘¿cómo lo voy lanzando de poquito?’
Hoy en día es totalmente la inmediatez. Es todo tan rápido, sobre todo por las plataformas. Todos los viernes hay lanzamientos. Yo no quería que el disco se fuera escuchando de una, tan rápido. Quería que la gente fuera entrando de a poquito al mundo de Rubio. Me permitía mirar cada canción, Cada EP de una manera mucho más profunda que un disco. Eso pasó después. ‘¿Cómo hago para que la gente quiera escuchar cada vez más, pero de a poquito?‘ Para mí era ir contando un relato muy personal.
A lo mejor solo lo entiendo yo, pero me permitió en las letras, arte, en general, hacer un concepto en torno a eso. Al igual que ‘Mango Negro’, me pasó lo mismo. Me encanta ponerle el título al disco e ir desfragmentando, contando una historia muy fabulesca, muy ficción. Así surgió. Fue muy bonito porque recién partió con Rubio, la ‘R’ y la gente, ‘ah, ya, solo dos canciones’. Solo pueden escuchar dos canciones y se tienen que esperar un par de meses para escuchar otro.
Fue muy bonito porque, cuando saqué el disco ‘Pez’, que eran todos los EP, la gente ya entendía qué era Rubio. Ya empezó a sumergirse adentro de este concepto, cachai. Surgió sin esperarlo, nada. Hoy en día, acá en Chile, están todos sacando EPs. Hubo gente que empezó a sacar de a poquito.
Esos bajos, hablamos de los bajos. Entiendo que en ‘Pez’ usaron el mismo tono en todo el disco. Pero, para mí, resalta en todo el proyecto, incluso ‘Mango Negro’ Escuché ‘La Especie’ y no lo podía creer. Atraviesa. Resuena, me hace moverme. ¿Vos los armás? ¿Pablo los propone? ¿Cómo es esa dinámica? He escuchado que decís que el proyecto es tanto de él como tuyo.
Siempre lo llamo como un dúo. Él dice que es mi proyecto, pero lo siento así. Estamos los dos en el estudio, hay muchas canciones que se crean desde cero, juntos. Hay líneas de bajo que hago yo, líneas de bajo que hace él. Somos muy partners, musicalmente. Fluimos muy bien. Él produce a muchas bandas pero me dice, ‘contigo trabajo muy rápido’. Fuimos así. Es muy lindo. Siempre dijimos que queremos hacer varios discos juntos.
Ahora estoy planeando el tercer disco, también lo estoy haciendo con él. Fluye muy bien. Él tiene el moog, lo terminamos usando siempre. Es lo que más nos gusta (risas). Tiene un sonido crudo, rico. Estoy muy agradecida del partner que tengo a mi lado. Nos hemos hecho muy amigos. Creativamente, me encanta. Vamos fluyendo súper rico.
Es difícil encontrar un partner musical sin ego. Siempre en las artes hay, de repente, unas fisuritas por ahí. Con él, no. Es muy transparente. Cualquier cosa, la hablamos. Nos llevamos muy bien. No sé si será por los signos zodiacales.
A Pablo no le gusta hacer maquetas, ¿es así? Escuché que prefiere partir desde cero. Graba todo en el momento. Él compartió la primera maqueta de ‘Hacia El Fondo’. ¿Esto del lenguaje inventado? Una locura. La versión final con vocales pichadas me partió la cabeza. Esas referencias están para sacar los remixes.
Todas las canciones las hago con un idioma inventado antes. Le pongo la letra. Siempre le he dicho a Pablo, ‘cuando yo ya me muera, creo que tiene que salir un disco con todas mis canciones con el idioma inventado’. Es ahí donde nace, realmente, la melodía, cachai. Siempre invento ese idioma y siento que me vienen las voces del más allá. Después le pongo el occidentalismo, le pongo la letra. Lo bajo a tierra. Vienen de más allá los idiomas.
¿Qué tiene que pasar para que una canción salga? ¿Qué tiene que resonar para que se quede con vos? Imagino tenés referencias y melodías que no salieron porque no pegaban con el tono.
Me tiene que gustar nomás, creo. A veces no soy tan exigente, igual. Lo hablábamos el otro día almorzando con Pablo después de hacer una canción. No soy tan exigente, no le pongo tanta cabeza. Me ha pasado que, con Rubio, no le pongo tanta cabeza, ‘esto está bueno, vamos’. Con mis otras bandas me cabeceaba mucho más y al final había mucha mente. ‘¿Funciona? Funciona. Vamos. Let’s go’.
A veces, si le das muchas vueltas ya empieza a parecer la mente, distractores, ‘oye, esto me dá verguenza’. Hago varias tomas; de repente, inventando melodía y ya, ‘esta me gustó, esta sí, acá. Ya’. Sin tanta vuelta.
No se fuerza tanto.
Soy muy fiel a eso. Para el pelo, de repente te encantó en ese momento, ya. Por algo te gustó tanto, en ese momento. Creo que soy fiel a ese sentir.
El vídeo que sigue es para ‘Qué Es Lo Que Realmente Importa’ es una elección muy frontal, muy vocal, de hecho. Sos una persona coherente, una artista transparente. No hay una separación en cuanto a ideales y valores. ¿Por qué necesitaba un vídeo?
Esta canción la hice en pandemia, cuando recién había pasado. Yo entré en una crisis. Todo el equipo me decía, ‘oye Fran, tenemos que hacer, hay que hacer’. Y yo, ‘el mundo se está acabando, denme una pausa, por favor’. Al principio, cuando recién pasó, parecía el fin del mundo. Empecé a bajar un poco las ansias, a preguntarme qué era lo que realmente importaba en la vida. Siempre soy súper existencialista, pero con esto que está pasando, el cambio climático… hay tantas cosas.
Lo que me dá más miedo es el humano, cachai. Siento que seremos muy luminosos en varios aspectos, pero también somos muy mierdas, muy autodestructivos. Hay muchos sentimientos que me dan miedo de la humanidad.
Hay algo muy fuerte que me choca mucho. Me siento muy frustrada porque no puedo hacer nada, en varios aspectos. Me encantaría que estuviera prohibida la matanza de los animales, en todo el planeta, pero nunca va a pasar. Me hice muchas preguntas. Esa canción la grabé… de hecho, me fui a vivir a la montaña, cuando recién partió el COVID. Grabé las voces con mi micrófono, muy casero, a distancia.
Fue la primera canción que hicimos con Pablo a distancia. Yo estaba en la montaña, estaba el COVID, nadie se podía juntar. Fue una canción que me gustó mucho hacerla. Me replanteé muchas cosas, hoy en día, sobre todo con mi carrera musical, con mi vida. Se fue sea necesidad de ser vista, algo me pasó. Esa ansiedad. Había sacado un vídeo para ‘La Especie’. Me hacía sentido que después viniera esto, cachai. ¿Qué es lo que realmente importa? Me lo pregunto siempre. Creo que muchas personas también se lo preguntan.
Ahora tengo que hacer la música para un cortometraje en Colombia acerca de la depresión. Es muy bonito el corto. La niña habla de la depresión, las máscaras, el sentido de la vida. Es fuerte la vida. Nos tocó vivir, pero nos han hecho creer qué es lo que importa. Los grandes poderes, desde el Imperio Romano, hace mil años que nos inventaron una estructura de vida, de humanidad, que tenía que ser así. ¿Por qué así? Hay mil cosas que me pregunto. No me hacen sentido. Creí que merecía tener un vídeo. Quizás la canción no es tan hit, no es tan popular.
Merecía tener un vídeo y lo hice con estos chicos, AMEBA. Con ellos hice ‘Nudo’. A ellos los encuentro muy poetas; con ideas muy sencillas hacen cosas bonitas. Los conocí de una manera muy tierna también. Son una pareja, Diego y Tere. Sus primeros vídeos han sido de Rubio, confío en ellos. Están estudiando audiovisual. Me encantan sus ideas, cómo lo pueden expresar de una manera tan sencilla, poética. Quedé súper contenta con el vídeo porque fue sin recursos, pero muy bonita la historia contada.
La fisicalidad también está muy presente en los lives. ’Nudo‘ está para presentarlo tal cual, un par de cambios según el venue, pero ya está. ¿Qué viene para esta nueva etapa? ¿Algún cortometraje?
Ahora voy a sacar un single que había hecho hace unos meses atrás. Viene con un vídeo muy de danza, muy bonito. Después viene mi disco, se llama ‘Venus & Blue’. Abarca mucho la nostalgia, pero tiene temas muy prendidos. Muy arriba, con letras tristes. Las letras de este nuevo disco están muy tristes, muy nostálgica. Muy de la soledad también. Me encantaría hacer un disco visual. Con los chicos pensábamos en hacer el disco con puros vídeos, contar una historia. Eso es mucho dinero (risas). Queríamos postular a fondos para ver si se logra. Hay que sacar recursos.
Vi la performance para ‘Sesiones de Culto’ y me parece una locura. Hay una búsqueda de formato, ¿cómo permitir que la intimidad y lo electrónico puedan coexistir y hablarse en el mismo término? ¿Vos componés pensando en el vivo?
Llega después, igual. Siempre soy muy abierta a desfragmentar, descomponer las canciones del disco al vivo. Me gusta jugar. Este chico que me acompaña en esta sesión toca el citar. Esas canciones, originalmente, no tienen esos instrumentos. En el vivo los pongo. Me gusta. Cuando toco con la banda completa alargamos partes, acortamos, agregamos synthes. Soy consciente de que estoy presentando algo y hay un viaje dentro de ese algo. Me gusta mucho ser consciente del viaje. Voy surfeando.
Las presentaciones en vivo están meticulosamente curadas, lo siento así. Hay algo muy teatral. La ropa que usás, el stage, la curación del setlist tiene un propósito.
Igual, hay muchas cosas random. Se ve así. Es lindo cuando me dicen estas cosas, ‘se ve todo muy cuidado’. A veces no lo pienso tanto. Va dentro de mi ser nomás. Para mí, es natural. Para afuera se ve que hay algo. Eso me hace sentir que hay algo muy honesto con el proyecto.
¿Qué estás escuchando?
Últimamente, he escuchado poca música. Cuando me pongo a componer, no escucho. Me cambié a la ciudad, tengo mucho ruido. Lo único que escucho es música clásica. Entre el cambio de casa, los animalitos que se están adaptando, el ruido, la micro, todo. Lo único que me ha calmado es la música clásica, Chopan, Debussy. Tengo varios favoritos.
Si estás enfrente de una puerta, tocás el timbre, ¿quién te abre?
Nina Simone. Me gustaría, más que una etapa, que me enseñara cosas, algo dentro de ella que tiene. Tiene una sensibilidad, algo muy libre. Me gustaría que llegara, entrara, se sentara conmigo al piano y enseñara cositas. Algo muy maternal.
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Gracias a Consuelo Cortez por hacer esta entrevista realidad.