Entrevistas

Todo Es Insuficiente Para Yana Zafiro

Yana Zafiro se conduce como quiere. Habla acerca de lo que le atraviesa sin importar que el tono en que se espera no sea el que se espera. Se espera decoro, se espera que las mujeres no seamos tan explícitas con lo que nos pasa. Se espera que no produzcamos música por nuestra cuenta. Se espera que no exploremos fantasías y lo materialicemos de una manera tan explícita. 

¿Alguien que habla del día a día así? ¿Alguien que no tiene tapujos en expresar la angustia existencial? Me parece valioso el ser frontal en una edad en donde se busca reprimir. Es esa manera de plasmar su percepción de la realidad lo que me parte la cabeza. Es una propuesta que va por otra línea, que permite e invita al espectador a entender que hay más mundos. Yana hace música va por otro lado. No hay reglas, no hay formalidades. No hay una limitante ni condicional.

Lo que hay es una crudeza en el lenguaje, es algo que confronta. Te obliga a escuchar. Son historias y vivencias trasladadas a synthes hiperbólicos y vocales pitchadas. Es una mirada mucho más introspectiva y vocal acerca de la vida. Angustia existencial que aporta a la conversación desde esa mirada.

Platicamos con Yana, radicada en Murcia, acerca de lo que hace, la visión respecto al sonido que propone, las limitantes del lofi, su complicidad con Celia Spellman y qué va a cambiar en sus shows en vivo.

¿#AQuéSuena Yana Zafiro?

Lo primero que me surge a la cabeza es hacer música que no me aburra el estar haciéndola. Que no esté yo, ‘venga, ya está otra vez hacer lo mismo de siempre. Qué rollo’. Intento que sea una especie de juego, divertido, que no me haga olvidarlo, pasar de él. Más que musical, quiero dar una visión más nueva y más próxima al siglo en el que vivimos. Aparte de eso, pienso que la nueva fórmula tiene que ser distinta a las antiguas, lo que has dicho de las fórmulas. Hay que buscar nuevas fórmulas, sino va a ser siempre lo mismo y no se va a llegar a nada nuevo. El sonido se puede quedar estancadísimo otros 100 años y nos vamos a comer los mocos. 

Hay un tipo de angustia existencial, se traslada al mood general hacés. Me confronta porque hay una crudeza en el lenguaje. Son historias con synthes hiperbólicos. Hay un brinco entre el 2019 y 2020 en la manera de estructurar una canción. No tanto en el feeling ni la temática sino en la manera en cómo se percibe y hace la canción.

Ese cambio tiene que ver con el conocimiento de uno mismo, la percepción de la realidad. Yo siempre he dicho y diré que tengo una insuficiencia trágica de la existencia. Eso es mi móvil. Es mi móvil para seguir haciendo cosas.

Todo es insuficiente para mí. Necesito encontrar algo que me llene de alguna manera. Supongo que tiene que ver con los sonidos nuevos, las estructuras nuevas, esa crudeza lírica. Todo gira entorno a eso, al final. 

No escribís en términos de etiquetas, pero tenés que ponerle un nombre a lo que hacés. Pasaste del lofi al hyperpop, en su máxima expresión. Pudiste haber hecho death metal, cualquier cosa, pero elegiste esto. ¿Hay algo que te hizo click, te atravesó acerca de ese sonido? ¿Los synthes, percusión, los bajos, la posibilidad de jugar con la voz?

El hyperpop te hace llegar a sentir más cosas. Hablando de una emoción como la rabia, en el lofi la rabia siempre va a ser apagada. Nunca se podrá transmitir como algo que tenga mucho peso. El propio lofi es triste, decaído, hasta en su forma de la felicidad. Lo feliz, en el lofi, sigue teniendo ese toque de tristeza.

A cambio, el hyperpop utiliza lo chirriante, sonidos que te pueden angustiar; es mucho más sencillo transmitir una emoción, como la rabia. Se puede trabajar con muchas otras emociones, poder transmitirlas y que se note. Se nota que estoy hablando de esto. A lo mejor, para mí, el lofi se me había quedado muy pequeño, muy cortito. 

¿Cómo empieza a agarrar forma Lucero Del Alba? ¿Cuándo decidís dividir la narrativa en dos? Escuché que la primera parte es luz y la segunda lo opuesto. No es que te propongás a hacer un material que lleve una temática sino que es el resultado de lo que permitís. No sé si lo entiendo bien así.

Sí, sí. Lo has entendido, tal cual. Realmente, nunca tuve en mente dividir el trabajo en dos partes y que se reflejase de esa manera, como el cielo y el infierno. Para mí, era un concepto más sónico. En la primera parte había una referencia en cuanto a los sonidos, letras. Se asemejaba más a la Yana que hizo lofi y en su primer EP, pero ya con un desarrollo más potente.

La parte del infierno de Lucero Del Alba’ es lo nuevo que se ha escrito; son los sonidos más locos, que más me gustan ahora mismo. Es por lo que más feliz y orgullosa me siento de haber llegado a un punto en donde digo, ‘madre mía, esto es que no podría dejar de escucharlo. No porque sea mío sino porque lo veo fresquísimo’.

Se dividió de esa manera con ayuda de mi compañera, productora, Celia. Fue un poco al verme distribuyendo el vinilo, que dibujaba y digitalizaba yo. Al verme así, apurada, ‘no sé cómo ponerlo’, me dio la idea: ‘sepáralo en dos, mira cómo va’. De ahí surgió el hecho de que se llame ‘Lucero Del Alba’, así en el cielo como en el infierno. Todo cuadraba, de repente. 

Lo primero que hice fue buscar quién produjo. Quisiera haber escuchado a Celia Spellman antes. Sé que se hizo de manera remota. ¿Cómo mantuviste esa comunicación? Seguro llega el momento en que se pierde el interés, con esas idas y vueltas. ¿Cómo sabían que estaban en la misma? ¿Por qué gravitaste hacia ella?  

Yo creo en los flechazos (risas). Cuando conoces a una persona, aunque no sea en persona. Llegáis a las mismas conclusiones, mismas ideas. Podéis compartir el mismo momento, mismo enlace. Ya se crea algo rarísimo. ‘¿No serás tú una proyección de mí en otra parte del planeta?’ Esto es rarísimo (risas).

Supongo que eso hace que no sea aburrido, que no se pierda… se crea una conexión muy grande. Obviamente, casi todo fue a remoto. Hubo momentos en donde ya nos encontramos y fue muchísimo mejor. En las redes, si te gusta mucho estar en el ordenador, tampoco hay mucha diferencia. 

Lolita’ marca el tono, completamente. ¿Fue difícil hacer este tracklist?

Ha sido complejo porque, en realidad, el disco se empezó a escribir 4 meses después de haber sacado el EP; ahí está la canción de ‘Puñales’ y algunas en inglés. Ya empezó a escribirse el disco, pero pasé a tener otro productor. Creo que todo ocurrió en 2019. Soy malísima con las fechas, madre mía.

Eso empezó a escribirse en mayo, junio de 2019. Ya se hizo una recta final hasta 2020, febrero. Había un disco de 12 canciones, pero dejé atrás todo eso, ‘venga, a borrarlo todo otra vez’. Las canciones estaban compuestas, pero el sonido y todo me parecía terrible. Empecé a intentar producir, hacer un par de cosas, en plan ‘poco a poco’. Componer y escribir, ya lo tenía.

A mí siempre me ha faltado el tema de la producción musical. Yo ahí dije, ‘voy a ser autodidacta, tomaré un par de cursos online’’. En mayo conocí a Celia, por una de las canciones que sacó. Me encantó, me pareció una chulada. Sacó una canción con Martirio Martirio. Escúchale porque son muy chulas.

Daba la casualidad que ella sí era productora. Era el momento. Voy a escoger, de verdad, quién quiero que trabaje conmigo. No estaba todo a cero. Habían varias cosas que yo iba poniendo, lo mandaba. Poco a poco, esos proyectos, canciones se iban completando. Para mí, dio un resultado que andaba soñando hace tiempo.

Quería hacer algo que me gustase. No pensar en, ‘¿le gustará a otros?’ Yo no sé el público que va a tener esto, pero lo pongo en mi casa y lo disfruto. 

Entiendo por qué hyperpop, por qué jugar con esa amplitud que te permite. Tenías referencias específicas. Eso se traslada a esto que hacés. 

Musicalmente, lo que más me gusta es el puro underground que ni siquiera está en Spotify. Es gente que ni siquiera sube sus canciones a las plataformas musicales básicas sino que lo deja, ‘esta es mi forma de expresarme. Quien quiera escucharlo, que lo escuche’. Me parece que puede haber otra forma de hacer música y lanzarla.

Siempre que entras en ese tipo de camino, siempre la pureza va desapareciendo. Me refiero, es más sucio. Estoy obsesionada con lo puro, pero lo puro del alma, del ser. También se podría entender al pureta musical que solo escucha rock. No me refiero nada a eso. Me refiero a la pureza espiritual, qué quieres transmitir, cuáles son tus intenciones.

Vi la presentación que hiciste para ‘Conciertos Desde La Cama’ y lo entendí todo. Esa inexpresividad ante un público que no sabe, del todo, qué está pasando. La idea de estar sola, en tu cuarto, contando qué te pasa, sin tapujos. ¿Cómo empezás a preparar los shows ahora que tenés un par de fechas próximas? ¿Mucho más conceptual, teatral incluso? 

Siempre he tenido una actitud bastante pasota y natural en los conciertos. La preparación era mínima y quería transmitir el ser una persona normal, que simplemente tiene que subir a un escenario a cantar. Me dio un click y dije, ‘no vas a ningún sitio pensando así’. La gente, cuando te ve y le gusta tu música, quiere espectáculo.

Si yo veo músicos que me gustan dando espectáculos en su directo y es la leche. Como persona, sigue sin llegarme ese sentimiento. No lo veo para mí, pero pensé, ‘voy a esforzarme, voy a hacer que mi directo sea más divertido, más chulo’. Ahora mismo, he estado trabajando con un productor de directos. He aprendido muchas cosas de cómo es mejor dar un directo que no sea aburrido, que a la gente le guste quedarse y verlo hasta el final. Mi actitud va a cambiar, creo. Creo que va a ser más feliz, por así decirlo. Me siento más feliz. Va a ser una forma de transmitir, en el directo, que todo va mejor.

La parte visual ya es algo característico. Cada portada es una sorpresa, pero son sensibilidades y referencias puntuales ¿Pensás la música en colores? ¿Pensás en los vídeos desde que hacés la letra? ¿Es esto algo que surge después de algunos intercambios con colegas, amigas?

Surge en cuanto tengo una mínima idea. Al desconcentrarme tan rápido, puedo estar pensando en la formulación de la canción, qué elemento quiero que aparezca. A la vez, estoy pensando en qué paleta de colores puede tener el vídeo, en qué lugar puede tomar parte, si es un EP o no. No me centro en una cosa, ‘hasta que no termines esto, no pienses en todo lo demás’. Es imposible para mí. Por eso pierdo tanto tiempo, voy saltando de una cosa sin ningún tipo de medida. 

Funciona, al final.

Me gusta funcionar así, no me quejo. Solo de que piense que pierdo tiempo porque entre una cosa y otra me desconcentro en otra cosa que no tiene nada que ver. 

El largo de las canciones también me parece algo que sí está establecido. A pesar de que entiendo que las temáticas surgen conforme te sentís, conforme vivís y sentís, me parece que esto es algo premeditado. Como si fuera el único condicional. 

Eso estaba premeditado, que todo fuera más corto. En el sentido, premeditado, porque lo que digo yo siempre: no me quiero aburrir. Lo único que quiero es no aburrirme. Que sea así de corto es porque he nacido en la época que he nacido y me parece más que suficiente una canción de dos minutos y medio. 

Eventualmente, harás un EP con canciones de 1 minuto.

Es posible. Si surge, no te digo que no.

La Orden del Lucero‘ es de lo más emocionante que he escuchado en el año. Hay algo en esos mood swings, la necesidad de llevar al extremo un sentimiento con ese pitch en la voz, los drums. ¿Por qué lanzarlo ahora? 

La idea de hacerlo no surgió al lanzar el disco, sino fue a los meses. En marzo de este año, creo. Tuve la idea y me decía la gente, ‘lo normal es que tú escojas a gente que te haga el remix’. Y yo, ‘no, nadie va a hacerlo como yo quiero. Eso se descarta’. La idea de hacerlo fue porque hice un directo de vídeo, pregrabado. Ahí se hicieron las canciones, los remixes, pero de una manera muy cruda.

Lolita’, desde el principio, yo hice la melodía de voz encima de una base de baby metal. Desde ahí ya se hizo la base propia de la canción de ‘Ejército Lolita’. Lo primero que se lanzó ahí fue una base que ni era mía, era de Internet. A los siguientes meses, con Celia, trabajando y viendo qué era lo que nos llamaba más la atención, qué rollo queríamos darle y tal. Fue un gustazo. Me gusta muchísimo. Estoy muy orgullosa de cómo se ha resuelto todo.

¿Qué estás escuchando?

Ahora mismo, tengo que ponerme a escuchar más cosas. Voy atrasada en eso. No dejo de escuchar música de cosas que me gustan. underscores, me gusta mucho. Está guay porque es un pop muy pop rock, en el sentido de guitarras, baterías, pero luego le dan una parte de hyperpop que queda chulísimo y esa mezcla de esas dos cosas. 

¿Qué te emociona, te mueve, te genera emoción alguna? 

Me está matando no poder hacer cosas para terminarlas y sentirme orgullosa. Verlas cuando estén terminadas y decir, ‘he invertido mi vida en algo que vale la pena, aunque sea solo para mí’. Creo que eso es lo que me mueve. En cuanto al gusto, hacer cosas que me hagan sentirme orgullosa de mí misma.

Sin importar el formato, no tiene por qué ser música.

No tiene por qué ser música, puede ser hasta ir a ver a un amigo que la está pasando mal. Ir a comprar nata porque quiero hacer una pasta carbonara. Es que se puede reducir en cosas muy pequeñas; en realidad, son cosas que te mueven. Si quiero una carbonara, tendré que ir a comprar nata.

Si estás enfrente de una puerta, tocás el timbre, ¿quién te abre?

Mi abuela. ¿En dónde vas a encontrar todo ese amor, toda esa empatía? No puedes buscar en otro sitio. No puedes buscar a alguien que te enseñe tanto, que te dé tanta sabiduría en tan pocos momentos. Es increíble. No hay nada más puro que el amor de una abuela, un abuelo.

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Martha Elisa Estrada Cortez

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