De Premisas y Connotaciones Con DouleurDolor
Cualquier propuesta que funcione como un espacio para resolver inquietudes y lo haga de una manera frontal, explícita, sé que está hecha para el largo plazo. Aquellos artistas que abren la conversación hacia una carrera en donde se parta desde el juego, en donde no existan las reglas, límites, están destinados para ser referentes. DouleurDolor, el proyecto musical del artista visual Gómez Selva y el productor, compositor Mahok, es el resultado de una inquietud incesante.
Ambos vienen de estructuras sonoras diferentes. Sus agrupaciones anteriores no son nada parecidas a esto que hacen ahora, pero este punto de encuentro está en la necesidad de salir de lo esperado. Encuentro un deseo por mezclar los mundos en los que se desenvuelven para crear un ecosistema que siga generando cuestionamientos. Cuestionamientos respecto a la etiqueta que debería de utilizarse para describirles o la estética con la cuál debería de curarse.
A pesar de tener una corta trayectoria, han sido ganadores del prestigioso BBK Soinu Berriak. Esta es una muestra más del futuro promisorio que este dúo tiene. Platicamos con Gómez Selva y Mahok acerca de la difícil definición de lo que hacen, el contraste en posturas cuando crean, la melancolía inherente que proponen y el reto de replicar la experiencia a un set en vivo.
–
¿#AQuéSuena DouleurDolor?
Mahok: sí que venimos de distintas agrupaciones, estilos de música. Hemos llegado a un punto en donde queremos hacer lo que queremos. La música electrónica, que al final es un poco de lo que hacemos, nos dá esa oportunidad, de generar lo que queramos. Romper, como has dicho, si viene un coro, no. Hacemos otra cosa. Que de repente hacemos un día pop, y al otro post-punk, lo que sea. Eso, de eso viene un poquito, de esa inquietud.
Gómez Selva: me pasaba que tener un grupo siempre tiene una etiqueta individual, a veces muy cerrada. Los gremios de cada tipo de música también son muy herméticos. ‘Si haces esto, pero suena más a esto, pues cuesta encontrar feats. No pegan aquí porque son tal’. He visto que te ata mucho la etiqueta que te pones. Mario y yo hemos compartido en Los Chivatos de Ana Frank. Ese grupo tiene un germen ese, que lo llamamos ‘ñunk’, una palabra que no existe, pero nos permite hacer ciertas cosas.
Cuando comenzamos a hacer este proyecto, DouleurDolor, apareció esa premisa. Si nos gustaba el trap, la electrónica, el pop, lo que fuera, que nunca dejáramos de hacer algo porque no es el tipo de canción que va para ese estilo. Sino que siempre fuera una cosa de probar, jugar y que nos sintiéramos cómodos. Si la canción empieza lofi, termina trapazo con graves, pues nos apetece y para delante. Me dá un poco de pena que la música sea tan sectaria. Por eso en el grupo, cada vídeo es un rollo. Cada post en Instagram igual, de Mario no sé qué, la otra dá miedo, la otra es haciendo el tonto. Intentamos pasarlo bien, sobre todo.
Hay una estética muy puntual. Una paleta de colores muy específica, lo mismo para las texturas en el vestuario, el styling, trabajo de luces, saturación en el post. La lista sigue. ¿De dónde viene todo esto? ¿Se piensa en esta parte, desde el principio? ¿Mientras se escribe y hacen las melodías? ¿Es al revés?
Gómez Selva: yo sí que creo que hay dos mundos que siempre chocan. Mi formación es totalmente audiovisual, es mi trabajo, foto, vídeo. Trabajo en una marca. Tengo, todo el rato, muy presente este proceso. Mario, aunque ha estudiado Bellas Artes, está con otras cosas. Me gusta que, aunque mi identidad está súper formada, se mezcle un poco que la de Mario viene más de los grupos que también él escucha. De otras estéticas que yo no tengo tan presente porque escucho otra cosa.
Mola que chocan. Yo soy muy exagerado, quiero que todo sea llamativo. Mario, a veces, tira hacia un realismo, una ropa diferente, una sencillez. Ahí siempre hay un tira y afloja muy guay.
Siempre trabajamos, intentamos que todo tenga nombre y apellidos. Que si el estilismo sea de tal, trabajar con marcas locales. Se escapa algo por tiempo, presupuesto, pero sí que es algo que nos suele acompañar.
Mahok: las ideas surgen según se va generando la canción. Van apareciendo cosas en la cabeza, tanto de Joaquín como mías. Como él ha dicho, vamos chocándolas y generando algo. En la parte artística, estilística, las ideas las lleva Joaquín. Yo voy aportando mis cosas, y a veces chocan, pero eso es precioso. Sí que hemos tratado de cuidar la imagen, muy desde el principio. Aunque haya dicho antes Joaquín que subimos las fotos, una de cada cosa, siempre intentamos un mínimo de, ‘uy, tiene algo esto’.
Gómez Selva: sobre todo porque, para mí, parece que es lo típico hablar que un grupo es una parte de mí y tal; es un proyecto que, cuando hablé con Mario la primera vez, si no funciona, no quiero más. En plan, es una especie de diario, un cajón, tanto las letras como temas de Mario, los vídeos, lo que trabajamos. Aunque siempre tiene que tener una estrategia comercial, al fin de al cabo es una marca, es una empresa. Noto un constante, un poco un abrir de cosas que nos van pasando y las canciones van por ahí. Ahora queremos trabajar en una mixtape, estamos haciendo un sonido que es un poco más feliz, más potente, que otra cosa que hacíamos al principio del proyecto, que era más oscura, que nos llevaban a otro sitio.
Hay una melancolía inherente en su música. Es una mirada introspectiva al diario vivir, hasta llegar a lo sombrío, No hay algo happy ni feel good en lo que han sacado. ¿De dónde sale esto? ¿Se buscaba en algún momento cambiar para generar otra emoción?
Mahok: eso viene del tipo de música que escuchamos y cómo somos nosotros. Estamos reflejando un diario, tanto sonoro como de letras, de todo. Sí que es verdad que todo puede recordar a la melancolía, tristeza, un poco apagado, pero es porque es lo que más nos llama. Es una emoción típica, que inspira. De momento, estamos ahí.
Gómez Selva: somos personas normales, no estamos depresivas todo el día. Personalmente, que una canción que me haga saltar, bailar, me gusta que con Mario lo llevamos ahí. Ambos vigilamos lo del otro. Yo tiendo mucho a exagerar las letras, lavativas, metáforas mías. Mario, que también escribe música, aunque la publique aparte o de una manera más suya, sí que tiene una sencillez. Sí que tiene una manera de referirse a las cosas, un vocabulario que me viene muy bien.
Igual, a él le digo que aunque suene un poco teatrero, creo que suena muy guay. A veces, pasa lo contrario. ‘Lo Quiero Todo’, ‘Diluvio’ que dice, ‘De mí te puedes fiar’; esas frases vienen de canciones de Mario que a veces es mucho más interesante decir una metáfora en un párrafo decir ‘lo quiero todo’ en esta canción. Eso me parece guay, que seamos dos.
Hablemos de la crudeza que transmiten. No importa el uso de las palabras, es una estructura caótica. Inicia de una manera, pero no hay manera de saber cómo se llega al coro siquiera. ¿Cómo arman una canción? ¿Tienen una meta específica?
Mahok: en realidad, es bastante improvisado todo (risas). Hay ideas que se suelen poner sobre la mesa. Una frase, una melodía de voz, una idea de 40 segundos que puedo llevar al estudio y de repente, ‘vamos a darle esto’. Así, normalmente, empiezan las cosas. Luego, vamos generando sobre la marcha. No vamos diciendo, ‘esta canción quiero que tenga dos estribillos, tal, cual. Aquí pega esto’.
Gómez Selva: me mola mucho que Mario tiene una producción constante, muy inabarcable; cada semana que nos juntamos, ‘mira, he hecho 7 canciones nuevas’. Justo ayer estuvimos en el estudio. Ya llegué con todas las letras, Mario tenía todas las bases, fue de play y grabar. Salieron cosas muy guais. Otras veces, a mí me afecta toda la situación personal, el trabajo, tiene que ver con cómo esté.
Igual, al principio del proyecto, vine ya con muchas letras muy pesadas. Mario se estaba adaptando más a lo que yo le traía, y todo tenía una marcha fúnebre. Ahora está haciendo muy al revés. Mario está haciendo producciones mucho más potentes y yo me estoy adaptando más a eso. En el momento que decimos, ‘uy, aquí hay algo’, hay que buscar el hit. Es una tontería, pero sí que me apetece eso.
Mahok: lo que decías de himnos, que lo puedas sentir cantando.
Gómez Selva: sí, sobre todo con el último lanzamiento, ‘Me Pesan Los Huesos/Préndelo’, me pasaban con esas canciones eso. Aunque ninguna tuviera nada que ver con las otras, cuando estoy con amigos que igual la ponen en alguna fiesta, joder, es que la cantamos. No está de fondo. Tiene unas frases que me levantan del asiento. Eso es lo que me gusta que tengan.
‘Lo Quiero Todo’ es la canción más fácil de digerir para quien escucha por primera vez. Tiene un coro, como tal. ¿Esto de tener canciones con estructuras poco convencionales es más apetecible para componer? ¿Es más difícil buscar la fórmula?
Mahok: suele salir bastante espontáneo todo. Como ha dicho Joaquín, vamos un día al estudio, estamos súper motivados, empezamos a cantar, pruebas y errores, modificar cosas. Tenemos la herramienta, el ordenador, y podemos hacer lo que queramos con lo que queramos. Empezamos a mezclar, hacer cosas, tocar una cosa u otra, ‘voy a probar esta melodía’ y van surgiendo cosas. Es súper espontáneo, al final. Pocas cosas vienen pensadas.

Gómez Selva: igual, en roles, Mario sería el más cuadrado. No a nivel creativo, que sea cuadrado. Me refiero, le he rayado mucho con ARCA, con FKA Twigs. En mi escuchar diario hay cosas más volubles, no tan definidas en estructura. Mario, por la música que consume, más música americana y de otro tipo, tiene otras estructuras en la mente. Yo creo que cuando tocamos algo o algo está en donde no debería ir, entonces aparece esa deconstrucción que es muy guay. En ‘Nighthawks’ me encanta eso. El tema tiene un solo en el medio y luego cambia a otra cosa.
Estamos haciendo una canción nueva, una canción que tenía Mario; era más normal, pero de repente, porque se ha quedado la demo a medias, hay unas voces por ahí, partes sin terminar, Me encanta eso. Es una canción que podría hacerse muy comercial. Por haberla tenida un poco descuidada la estructura, se ha generado una cosa ambiental y que no tiene nada que ver. Eso nos pasa mucho, como ha dicho Mario, por el ordenador. No es como un grupo ensayando, que también es lo guay. A veces surgen dos horas de ensayo y salen canciones increíbles. Como lo tocamos todo al momento, de repente hay algo que encajas mal, lo escuchas y dices, ‘oye, oye, ¿qué acaba de pasar?’ Hay mucho azar en esto.
‘Me Pesan Los Huesos/Préndelo’ se complementa perfectamente. Funcionaron las colaboraciones. ¿El vídeo? Ese contraste de este sonido industrial con la naturaleza, el vacío, esa nada me parece perfecto. Quiero saber más de esto. ¿Cómo llegan a ese resultado?
Gómez Selva: cuando ganamos el BBK Soinu Berriak, un premio de música, podíamos grabar 4 canciones en El Tigre. Planteamos colaboraciones. Algo que teníamos claro desde el principio era que queríamos trabajar con gente cercana nuestra. Daba igual que tuvieran oyentes o no. Queríamos hacerlo con gente que estaba en nuestro círculo. De que fueran juntas, lo fue diciendo el tiempo. De repente, apareció la idea.
A nivel letra, me gustó mucho que, sin querer, ambas canciones acaban teniendo, en mis partes sobre todo, una vibra parecida. Aunque el tema tenga mucha fuerza, se habla de un vacío generacional, una especie de relación rara con la ciudad, con los espacios, esa pesadez y tal. ‘Prendelo’, aunque tira un tema para bailar, tiene una temática parecida.

Eso, en el vídeo, pasó también. Mexin y Origami están, todavía, formando su identidad como artistas; aunque hagan mucha música, nosotros también queríamos adaptarnos a una especie de estética común. Apareció esta cosa, en donde el estilismo está súper cuidado. De repente, nos vamos a mitad de una cantera, un bosque. Nos alejamos de la ciudad, del típico vídeo de raperos, en un parking, con un coche. Nos vamos a otro lado. Fue intentar, sin pretensiones, buscar espacios en donde nos funcionara la canción.
Mahok: aunque los dos temas suenen diferentes, que uno sea más pesado y otro más techno, que puede sonar hasta en fiestas, creo que tienen unos sonidos comunes. Como has dicho, algo más industrial. Hemos tenido la ‘casualidad’ de que han sido mezcladas y masterizadas en El Tigre, que nos tocó por premio. Eso ha terminado de empastarlas.
Gómez Selva: se nota la producción adicional.
Mahok: la estética, los vídeos también están unidos.
Gómez Selva: sí que es peligroso, lo hablábamos con Yuukii. Que haya una identidad, no ambigua, sino que tenga tanta cosa. Tanto a nivel musical, como el nombre, que es raro. Amigos míos a veces escuchan ‘Frente Al Río’ o canciones más antiguas y no les gustan. Las más comerciales sí o viceversa. Eso es algo que nos vamos a arriesgar y seguir para adelante. Para mí, cada canción es una cosa.
El single que va a salir en Septiembre, que está grabado en Madrid, habla de Madrid, de la noche, que somos gente joven que está por ahí y tiene unas vibras. Si igual la siguiente canción es una balada a mi madre, no tengo que salir con un chandal haciendo el tonto en un parking. ¿Si tenemos que hacerlo, los dos, con un piano debajo de una luz? A mí me importa eso. No es solo qué identidad tiene el proyecto sino qué identidad tengo yo en cada canción. Eso lo respetamos, ‘¿que ahora toca salir de negro llenos de pintura roja?’ Es así.
‘Caballos Negros’ era para vídeo. Lo mismo con ‘Mercedes’. Un build up caótico en ambas. A mí me dan ganas de romper todo. ¿Prefieren hacer música con ese tempo? ¿Es algo que se busca para un set en vivo? Eso cambia, completamente, la experiencia.
Gómez Selva: el directo lo estamos armando todavía. Empezó el proyecto y llevó la pandemia. Tampoco hemos podido dedicar excesivo tiempo. Ese también es un dilema que tenemos. Hay dos fechas, en verano, y es el dilema que las canciones sean tan distintas. Es que no vas ni a concierto de saltar todo el rato, no vas a un concierto de pop, baladas, sino que tienes un montón. Eso, a nivel personal, también es muy loco. Estoy en una canción que me va a hacer llorar y de repente viene para arriba todo el mundo.
Nos penaliza, como a todos los grupos, que sea todavía sentado y que aún no estén los espacios habilitados para esto. Sí que creo que hacemos una música que, en el directo, se transmite algo que, solo desde el asiento y algo tan contemplativo, no te permite entrar en el mood. Si estás saltando tres canciones, estás sudando y de repente va lo tranqui, te agarras con tu colega, te pones a cantar; es algo que desde el asiento y la experiencia individual me mata.
Mahok: nosotros lo imaginamos un poco así, un directo como si fuese una obra de teatro. De repente, empieza algo tranquilo, luego te parte una canción a 120 BPM, puro techo ravero, luego trap con los graves, a muerte. Como una obra de teatro que acaba, sin más. Como ha dicho Joaquín, la gente, en forma tan contemplativa, sentada, con los dedos cruzados, mirando, sin poder tomarse una cerveza. No está funcionando tan bien.
Yo pensaría que están para sacar una canción de 9 minutos, con ese juego de voces que tienen, los cambios en los drums, synthes que proponen. Todas son canciones cortitas, ¿por qué?
Mahok: una vez más, chocamos. Yo siempre tiro a píldoras, cortitas. Últimamente, estoy tirando mucho a querer canciones cortas, de 2 minutos y medio, 3 como mucho. Joaquín sí que me dice, ‘vamos a alargar una parte, meter aquí y tal’. De momento, ahí vamos.
Gómez Selva: ahí también creo que choca la música que escuchamos. A mí sí me gusta, por ejemplo, lo que pasaba ayer con una canción. Había un parón, cuando solo había sonado una vez el estribillo, y le decía a Mario, ‘quiero escuchar el estribillo una segunda vez, cantarlo, que venga el parón y luego dos veces más’. Mario me señalaba el contador del tiempo, en plan, ‘si llevamos 1 minuto treinta ya’. También tiene una parte guay.
Cuando aparezca una canción más larga, nos llevará a otros sitios. Sí que lo veo más, no problema con la canción, pero sí en el directo. Es en donde echo en falta que vuelva otra vez, que la gente ya pille el mood de la canción. Si no la conocen, si sí la conocen que haya otra última vuelta para saltar. Ahí lo echo más de menos. Mientras no bajemos de 2 y medio, vale.
La performance para ‘Sé De Un Lugar’ para eitb es lo que imaginaba. Ese trabajo de cámaras, el set con las luces así. Esa intimidad es posible con lo que proponen. Yo espero los shows futuros, independiente el formato, con unas visuales así, que le den textura al sonido.
Gómez Selva: es ese tipo de cosas que quedan pendientes. Más que nada, por infraestructura, no hemos podido trabajarlo. Igual que hablamos de lo audiovisual, de las fotos, la ropa, el directo es algo muy importante. De momento, lo estamos resolviendo. Yo canto todo y Mario está más con el ordenador, controlando, poniendo las bases.
Ayer hablábamos de esto. Lo de Guille funciona bien, tocando la batería. De vez en cuando, es interesante que aparezca. El hecho que pueda cantar o tocar la guitarra Mario, tocar el synthe, llevar estas cosas que suenan en nuestras canciones, también dá al directo una manera mucho más presente. Que no sea que él lo interpreta sino que está en el escenario conmigo y que pueda estar la base de fondo, pero él interpretando las dos. Ese tipo de romper lo que decíamos al principio, ‘no somos cantante y productor’. Luego, en el directo, es el DJ y el rapero adelante. Eso también lo echo en falta porque no es la idea del proyecto. Sí somos dos, a veces tengo que cantar y Mario estar atrás.
Mahok: seguimos evolucionando y vamos hacia una meta. Es implicar al público, dar un show más completo. Estamos en camino todavía, somos novatos en esto.
Para mí, la idea está clara. Novatos por el tiempo, nada más. Creo que ya lo visualizan así, saben el set de colores para cada canción, los cambios de vestuario posibles. Siento que eso ya está y es de ejecutarlo.
Gómez Selva: de hecho, el primer concierto que dimos, que fue en Bilborock, teníamos una serie de cosas que no hemos podido hacer. Cambios de vestuario, un instrumental en donde me iba con Mario detrás. Justo eso tenía esas pequeñas píldoras de lo que luego queremos que evolucione. Estamos en ese camino de tener DouleurDolor cada vez más presente. Yo trabajo mucho, Mario está en la universidad, exámenes finales, prácticas. Yo me mudo. Tampoco hemos podido tener una constancia plena, como hace unos años, que estábamos en la uni y luego nos íbamos a la tarde a ensayar. Van entrando otras cosas.
¿Qué están escuchando?
Mahok: no me gusta meter en géneros, pero post-punk español. Estoy buscando grupitos y así. Mogollón de trap. Están saliendo, todos los días, muchas canciones. Te diría country, siempre está ahí.
Gómez Selva: uno de los grupos que tiene Mario es Mamagigi’s. Yo más que estilos, estoy ahora con BLANCO, Blanchito Bebé, un cantante súper joven, italiano. Es ahora famosísimo. Tiene 5 canciones, pero todas me parecen unos himnos. No entiendo ni lo que dice, pero tiene una energía el chaval. Alizzz, el mítico productor de C. Tangana. Me parece muy interesante la estructura de las canciones, cómo mete el sonido instrumental aunque produzca todo en el ordenador. Parece una buena referencia. Me ha vuelto a dar por FKA Twigs, ahora. Me estoy comiendo todo lo que ha hecho. No me parece un ser humano, me parece una creación del universo, que a nivel estético me vuela la cabeza.
Si están enfrente de una puerta, tocan el timbre, ¿quién les abre?
Gómez Selva: ahora mismo, sería con ARCA o FKA Twigs porque querría preguntarles cómo carajo pueden gestionar, cómo lo hacen. ¿Qué equipo hay detrás? ¿Por qué tienen tanta capacidad, no solo creativa ni musical, sino física? La locura del directo de FKA Twigs. Sí que me gustaría, es un poco tonta la respuesta porque, en realidad, cualquier persona que esté en ese mundo, a ese nivel tan completo, me gustaría entender cómo funciona desde dentro. ¿Qué permiten? Este vídeoclip va a llevar esto, tienes que aprender a bailar. Ok, ¿manda el sello? Me encantaría saber esto.
Mahok: un rapero español que se llama Nova Mejias, que le llevo escuchando desde que era muy pequeñito, las crisis de juventud. Siempre me ha llenado un mogollón, simplemente para hablar con él. Estaría muy guay.