SeaDragon Y Las Etiquetas Que No Condicionan
Es el uso de la voz y la distorsión inexorable como una extensión de una idea concreta lo que me enganchó desde esa primera escucha. ¿Deep cumbia? ¿Es downtempo tropical? ¿Cumbia tropical? ¿Cómo identificar el juego con un tempo, pitch de esta manera? Indescifrable. No se puede reducir un cuerpo sonoro de esta naturaleza a algo tan concreto.
SeaDragon es indescriptible. Lo que escuchamos ahora es el resultado de años de trabajo consistentes. El universo que SeaDragon ha construido le permite ser tan ambiguo como él quiera. Es todo muy abstracto. Si mirás la tapa, no sabés si va a ser algo electrónico mucho menos una cumbia. Es esa ambigüedad que atrae.
SeaDragon nos platica más acerca de qué eso que hace, el amor por la cumbia sonidera, ‘El Negro Tanguero‘, las repercusiones después de ser elegido ganador del mejor vídeo hecho por Orco y la decisión consciente de vivir en el anonimato.
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¿#AQuéSuena SeaDragon?
Es una buena pregunta. Estuve hablando con un periodista de acá y me dijo que hago ‘dream cumbia’. Me pareció una acertada decisión. Ya estoy escuchando a qué suena el próximo material que voy a sacar. Es cumbia, pero bastante dreamy. Así que va bien por ahí. En realidad, es una cumbia sin clasificación, tiene de todo.
No es solamente cumbia, no es solamente reggaetón. Es bastante experimental. Ahora se viene mi segundo disco, un poco más conciso, con un estilo cumbiero más definido. Si me preguntás ahora qué estoy haciendo, estoy haciendo cumbia tipo remix. Va por ese lado.
El mix que hiciste para Radio Kampus me aclaró muchas cosas. Entiendo un poco de lo que te gusta y cómo eso forma parte de la composición, estructura de lo que hacés. La manera de armar los basslines, el tune de los synthes, esa manera de expandir la voz. ¿De dónde sale ese amor por la cumbia villera?
Es tal cual lo definís vos. Es una especie de amor que tengo por la cumbia sonidera, la cumbia villera. Tengo 30 años y cuando era chico fue el boom la cumbia villera. Crecimos escuchando esa música. Aquí, en Buenos Aires, en el conurbano, suena mucho. Todo eso sale de ahí, de esa crianza con esta música.
Es urbana, moderna, pero folclórica al mismo tiempo. Se ganó ese lugar de folklore con el paso del tiempo. Cuando vine más grande, jodiendo, me puse a hacer cumbia en Ableton Live. De golpe, cuando me quise acordar, me salió una carrera de un montón de temas que fueron saliendo. Fui creciendo, de a poquito, hasta que salió el vídeo con Orco.
Ahora estoy viendo de sacar un disco, proyectos a futuro; estoy buscando el sonido que quiero darle a la cumbia, la estética que me gustaría que tenga. Todo nace muy de chiquito y con ganas de honrar ese género porque me ha dado mucho.
No solamente está la cumbia, hay de todo. Hay mucha música electrónica, un poco de experimentación en clave electrónica y cosas que vienen de otros mundos. Escucho Radiohead, Underworld, Chemical Brothers. También escucho traperos yanquis que me gustan mucho. Hay un poco de mezcla ahora. Originalmente, empecé a hacer cumbia jodiendo en la compu. Y nada, salieron buenas (risas).
El primer EP que escuché, ‘Vil’ es completamente electrónico, downtempo. Son mundos que conviven y los empatás. ¿En qué momento decidís unir esto que sabés hacer?
Cuando empecé a producir dije, ‘voy a hacer música electrónica, voy a buscar hacer solamente esto. Voy a tratar de sacar algo tropical electrónico’. No me salió. Decidí unificar los universos que tengo en mi cabeza. De ahí, agregarle las voces. En la cumbia electrónica, no hay muchas voces. Hoy por hoy, la cumbia electrónica está tomando un camino más parecido a lo andino, más para el lado de lo folclórico.
La música es muy grande, amplia como para anclarme en un género, un estilo, para buscar solamente un tipo de sonoridad cuando puedo experimentar con un montón de cosas.
Aprovechando mis influencias es cuando empieza a salir ‘EA’. Tiene un poco de todo.
¿Por qué no está plataformas? ¿Firmaste con alguien? ¿No te representaba?
Ahora estoy por ver si firmo. Quería que estuviera la atención puesta en ‘Europa’. Me parecía que era más apropiado. Más que nada, por ‘El Negro Tanguero’. Preferí guardarme esos temas para tocarlos en vivo, tenerlos ahí. Por ahora, no los publicaré. Hay que ver si alguno sale en el próximo disco, puede ser. Voy a tratar de hacer un trabajo de compilación y ver qué pasa.
‘Europa’ suena a ese proceso, en donde seguís experimentando para encontrar un punto medio entre el downtempo y la cumbia. Las primeras tres canciones son muy diferentes al resto. Son cumbias, directamente. El medio está más enfocado en el instrumental, como lo que había al principio. ‘Futuro EP‘ ya es una idea pulida. No sé si se entiende así.
‘Futuro’ es un disco controversial, para mí. No hace justicia al relato que estaba manejando. Buscaría mejorarlo para que termine de cohesionar con lo anterior. Sí que fue cantando en un estilo, eso sí que lo atribuyo. Todo ese trabajo que fue hecho, de a poco, con papel, lápiz y poligoma, con pegamento. Lo fui agarrando y haciendo uno. Es tal cual decís, un sonido más pulido, más llevado. Un sonido más diverso, extraño, extravagante. Aunque, vamos a ver qué va a ser de esto.
Haces bien en dejar a ‘Europa’ como la carta de presentación. Lo que venga será inesperado.
Sí, sí. Ese disco me representa. Dice mucho de lo que quiero transmitir.
Tengo que admitir que ‘El Negro Tanguero’ fue lo primero que escuché. La exposición con Orco fue la razón. No encuentro cómo llegar, si no fuera. El vídeo capturó esa melancolía que hay desde la primera tonada. El tune de ese teclado es nostalgia. Es una canción atípica. ¿Cómo empezás a armarla?
‘El Negro Tanguero’ sale de un momento de inspiración en el estudio, en el cual canto para la música, por la música.
Es una especie de celebración del momento de composición, estar conectado con la música. Tiene que ver un poco con eso y con las vivencias del día a día.
No desde un punto de vista en donde estoy en la calle sino en volver del laburo y ver el empedrado de mi barrio, sentirme parte de eso. Eso nace, un poco, con la mezcla de todo. Tiene la tristeza y melancolía que tiene Radiohead, a la hora de contar una historia, y el tango. A la vez, tiene la alegría y fiesta de la cumbia que trajo la cumbia noventera acá. Fue algo muy significativo.
Pienso que en esos dos mundos me encontraba y fue cuando surge la idea de hacer la canción. Salió un temón que explotó. El vídeo con Orco pasa con un sorteo que él hace. Sortea su mejor vídeo, y yo le mando el tema. Más adelante me dice que el vídeo había quedado seleccionado entre 500 postulantes. Gané el concurso. Ahí fue cuando me regaló ese vídeoclip. Increíble.
Es un antes y después en audiencia.
Sí, totalmente. Muchísimo.
¿Cómo empezás a hacer la historia de este personaje? De lo poco que he escuchado de la cumbia, hay un storytelling muy directo, muy literal a veces. ¿Cuándo empezás a jugar con esta idea? Es una canción muy diferente. La cumbia a la que estoy expuesta es otra. Las historias son muy distintas. No se puede encasillar esta canción. La distorsión en las vocales te tira para otro lado.
Esa es la gran sorpresa y lo que hizo que pegara tanto. Es bastante llamativa y única en ese sentido. Es una de las cosas que más agradecido estoy, que haya quedado algo tan personal, y a la vez universal. Toqué fibras sensibles que no conocía de la gente. De golpe, empezaron a llegar comentarios, repercusiones que no esperaba, ‘me partió el corazón, no puedo dejar de escuchar’. Me parece increíble. Dedicándola a algún amigo que partió también. Me parecen cosas muy zarpadas.
¿Cómo encontraste tu voz? En los DJ sets noto que pitchás, jugás con eso. A lo mejor en dos años algo más te mueve la cabeza y querrás hacer algo distinto. ¿Cómo llegás a decir que sos vos, como personaje?
A eso llego bastante tiempo luego de experimentación con el software e instrumento. Usar la voz como instrumento, el autotune como instrumento. Llego a partir de probar bastante cómo le queda mejor la voz al tema, de qué manera queda mejor, cómo me siento más cómodo. Es una parte, ‘El Negro Tanguero’ no es un tema que me represente del todo. Hay temas que los canto de otra manera. En ‘Europa’ hay mucho juego de voces, modificaciones.
Eso lo fui encontrando de manera que jugué en el proceso creativo de ver para dónde va a ir este personaje, qué va a decir, qué historia va a contar, en qué tono la va a contar, de qué manera técnica será la grabación. Todo esto lo grabé con el micrófono con el que te estoy hablando ahora.
Voy a ver si lo grabo en un estudio, con micrófonos, aparatos un poco más costosos que le dan otro matiz a la voz, otra intención. Hay que buscarlo, creativamente, de nuevo. La voz es una pieza de la obra, es un elemento de la mezcla. Es el más llamativo y por eso hay que ponerle atención, laburarlo mucho separado de la mezcla, en simultáneo con la mezcla. Laburarlo, pensarlo, escucharlo, entenderlo. Tratar de entender las letras, entender el sentimiento a la hora de cantarlo. Es así como vengo trabajando con la voz.
Entiendo esa búsqueda, sí. Jugar, así como lo explicás, te abre un abanico de posibilidades. Lo que viene es indescifrable para mí. Podés agarrar para cualquier camino.
Buenísimo, mejor. Así te sorprendo. Me gusta poder sorprender, me parece un valor que si está es muy bueno.
Vos hiciste el mix y master de este trabajo también.
Sí.
¿En dónde encuentro tus mix y master? ¿Por qué no están en Spotify?
No me dediqué mucho a hacerla. El trabajo en el estudio nunca fue una entrada fija para mí. Lo hice eventualmente. Recién ahora aparecen laburos más seguido. Me gustaría que esté acreditado todo, pero quedó así. Ahora mismo, estoy replanteando si seguir o empezar a enfocarme, completamente, en SeaDragon.
Estuve haciendo mix y master muchos años, está bueno eso pero creo que ahora me convoca mucho más hacer algo artísticamente. Pensar en shows en vivo. Pensar en cosas que me den contacto con la audiencia, con los lugares, viajar, conocer. Eso me parece que está mucho más interesante, pero lo sigo haciendo. Estoy pensando en mezclar mi próximo disco, pero no sé porque quiero expandir el equipo de trabajo.
Capaz que meto a un técnico de mezcla, master. Estaría bueno separarme del producto y verlo más de afuera, detectar errores, situaciones, caídas, momentos en donde no quiero que pasen ciertas cosas. Estoy tratando de armar ese equipo para salir a la cancha con todo, que esté bien terminado. Esto lo hice bien, suena bien, pero lo hice en mi casa. Salir y hacerlo en un estudio sería un golazo. Es mucho más inteligente, profesional. Estaría bueno.
No sé a dónde querés llevar el proyecto. Los DJ sets son de otro mundo. Mezclás esa pertenencia de la electrónica y convive con la revolución de la cumbia villera. No sé si pensaste, en algún momento, ir para otro lado.
Hace varios años que laburo con esto. Cuando era chico, estudié sonido. Cuando era más chico, trabajaba con bandas de rock. Desde que empecé a producir profesionalmente, a los 25 años, me dediqué a hacer lo que quería con Ableton Live. Es algo que se hace en solitario y termina siendo música electrónica.
Yo hago los temas en mi casa, con la compu y solo. Por eso termina siendo eso. No vengo de otro lugar. He tenido una banda de rock, pero no le di mucha bola a eso. Fue una experimentación muy tranquila. No vengo de tocar el trombón, bandoneón en una orquesta. No tengo mucha idea de eso. Directamente, arranqué con un proyecto solo y me fue bastante bien. Prefiero seguir así. Posiblemente, sumar una banda.
Quiero hablar del artwork. Va de la mano con la mística.
Los artes los hago yo y son un delirio (risas). No tienen sentido.
¿Por qué no encuentro más data tuya? ¿Preferís el anonimato?
Sí. Hay grandes artistas que han hecho una gran carrera manteniéndose en el anonimato. Daft Punk es un ejemplo claro. Me puedo dar a conocer, darle otra impronta.
La cuestión del anonimato, que no encuentres información, que solamente esté la música, me parece muy atractivo. Te obliga a prestar atención a la música, exclusivamente.
Me parece que eso no suma. Suma mucho más si tenés una imagen sólida y estás concentrado. Lo mismo pasa con el vídeo, no aparezco. Fue anillo al dedo. Suma más a la mística del personaje, de no aparecer en cámara, de no buscar. Estoy pensando en ver qué hago con mi imagen, mi figura, que no sea solamente una obra abstracta, que quede algo, completamente, volado. Es complejo. Parece que está todo hecho, pero no es así. Tengo muchas cosas para hacer. Está bueno esto.
¿Cómo lo conocés a Chico Chico?
Es un amigo de Orco. Hablé con él, nos hemos encontrado en el estudio. Quedó pendiente algún trabajo que teníamos juntos. Ya saldrá, algún día. No te confirmo nada.
En él encuentro un folclore que va por otro lado.
Lo que él hace con la guitarra, yo lo hago con el piano. Ahí estamos diferenciados, pero es muy parecido.
¿Qué estás escuchando?
Estoy escuchando mucho flamenco, no paro de escuchar a Camarón De La Isla. Es un animal. Estoy alucinando, no te lo puedo explicar. Es el mejor músico que escuché en el año. No había escuchado nada de flamenco. Mucho jazz, electrónica. Escucho cosas que me pasan, después la radio, el Top 100 en Spotify.
Sigo las tendencias, las escucho, trato de entenderlas. Me pasa que arranco el día poniendo un disco de flamenco, de jazz. Algo viejo, para que toque esa fibra sensible del mundo de lo más puro de la música, el juntarse a hacer temas con el piano, contrabajo. La cumbia también tiene eso, la timbaleta, el guitarrista, el octapad. Se va formando algo copado.
Si estás enfrente de una puerta, tocás el timbre, ¿quién te abre?
Pablo Lescano, es una leyenda. Trabajar con él, hacer un tema, que produzca una canción. Encontrarnos en una idea, eso estaría buenísimo.