Bumont Propone
Guatemala ha tenido un resurgimiento musical, desde lo independiente. Parece que, ahora sí, se está buscando trascender. Es innegable que el nuevo sonido que se está exportando está a cargo de Walter Monterroso, mejor conocido como Bumont. Más de 19 años de carrera trae sus frutos. Lo que está fuera habla por sí mismo.
El amor por la música se manifiesta. Más allá de cualquier etiqueta, género que pretendan imponerle a él, la devoción por un buen trabajo está latente. Hay una búsqueda enfocada. Bumont es meticuloso, pero permisivo. No importa si el punto de partida es desde la composición, producción, mezcla, el resultado es el mismo. Hay una sensibilidad latente.
Platicamos con Bumont acerca de lo que hace, la fluidez sonora que ha adquirido con el paso del tiempo, el momento en que se empieza a presentar como productor, el camino que elige tomar y qué significa vivir ese papel.
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¿#AQuéSuena Bumont?
He tenido que ser ecléctico y hacer mucha música distinta. Tengo que tomar los elementos más frescos, que me gustan de cada estilo porque me ha tocado hacer de todo. Realmente, me gusta toda la música. He encontrado, en todo género, lo bueno. Es aprender a disfrutar la música en sus diferentes facetas, más rítmica, melódica, armónica, lo que sea. Siento que he agarrado los mejores ingredientes y formado un sonido. Propongo, desde la producción. No trato de reinventar tanto. A veces sí, pero es experimentar. Es proponer sobre el género.
No sabría definirlo, ‘es esto’, pero sí sé que apela a lo ecléctico, versátil, progresivo, fresco. Me gusta el pop, me gustan las fórmulas, a veces. Me gustan los loops, pero creo que en todos los proyectos vas a encontrar que hay muchos detalles, sonidos. Si escuchás con audífonos, vas a sentir esto.
Ha ido cambiando. Antes metía muchas layers, sobre producía más. Ahora he tratado de ser más minimal, quitando capas, que todo esté más claro.
Le pongo mucha atención al detalle. Es escoger mejor. No sé si esto define el sonido, pero es un conjunto de estas características.
Hay una diferencia si revisás lo que hiciste para Kike Pavón en el 2017 y lo que salió con Easy Easy en ese mismo año, son conversaciones distintas. No podría decir que es la misma persona quien produjo.
Completamente.
Entrás a la banda ese año.
Sí. En ese tiempo era muy variado, ya llevaba rato de no ser así. En ese año, estaba haciendo música con Kike Pavón también. Era más extraño aún porque hice música con él, Funky, ya estaba con Easy Easy. De alguna forma, yo estaba en esos dos mundos porque crecí tocando en la Iglesia, pero desde joven escuchaba otra cosas, no solo música cristiana. Consumía otro tipo de música, y no lo podía tocar.
Siempre busqué cómo expresar eso. Tuve otros proyectos antes, era mi manera de sacar eso. Con Messas tocamos en el EMF. Hicimos canciones que ni salieron. Para ese tiempo, en el contexto guatemalteco, proponía. Hacía música con Pedro Pablo Quintero, era cool. No sé cómo empezó, pero salió eso. Ahí ya tocaba con Danilo Montero, y después algunos shows con Messas. Increíble. Yo ya tenía esto. De repente, una canción cristiana y después algo diferente. Siempre ha sido así.
Toqué con muchos artistas y tenía que aprender su sonido. Después, decidí ser guitarrista de sesión. Me gustaba. Esa fue mi primera pasión, todavía lo hago. Grabo guitarras y me mandan de todo. De repente, una canción country y después te piden rock, seguido de R&B. Lo que sea, realmente. He hecho jingles. ‘Mirá, ¿tenés guitarra española? Podés hacer un solo’. La tenía que saber, saber de esos sabores e influencias.
Tuve que estudiar mucho los sonidos y estructuras de diferentes estilos. Eso me ha ayudado a tener un lenguaje más amplio para poder producir lo que se me pida.
Esa era mi intención. Estoy en un país en donde te puede llegar un proyecto de cumbia, reggaetón y después rap. Hay que sabérselas (risas).
Estás involucrado con muchos proyectos y no sos el que sale en la foto. Podrías haber decidido ser ese artista.
Me ha interesado más el reconocimiento que la fama. Me gusta mucho la música. Mi mundo fue la guitarra, incluso en un tiempo conviví solo con músicos. Estaba tocando mucho de todo, y no tenía claro qué quería para mí. No tenía claro qué quería representar, al final. Lo que sí sabía era que no quería seguir siendo músico de un determinado artista, eso sí.
Lo decidí hace algunos años. Quería dedicarme más a la producción. Ahí es donde he tratado de presentar más mi trabajo para tener más oportunidades. Me interesa ese lado que el que me reconozcan por otras razones. Quiero que me reconozca la gente que hace música, que sepan de mí y quieran trabajar conmigo. Prefiero eso a estar en la foto. Es chilero, pero es más que eso. Me importa más el trabajo.
¿Qué tan difícil es ser productor tiempo completo? Vos ya vivís de esto.
Hasta el momento, todo ha caminado bien. La pandemia afectó a todos los músicos, sí. Hay retos. He colaborado mucho con productores de afuera, hay mejores presupuestos. El internet me ha ayudado. Por eso no veo tan indispensable a mudarme, hoy en día, a estar en un lugar fuera. Sí quiero salir.
¿En qué momento te considerás productor? ¿Encontrás ese momento en donde te empezás a presentar, ante los demás, como productor?
No lo sé, no te podría dar el momento. Estudié los primeros años. En ese momento, yo tenía un proyecto con unos amigos de la Iglesia. Era una banda. Ya probaba hacer música en Pro Tools. Cuando estudié, creo que hasta el segundo año que iba estudiando yo ya le decía a la gente que si querían grabar conmigo.
Me la creía. Desde que empecé con la música, yo sí quería ser productor. Al momento, todo ha ido tal cual el plan.
Siempre me la creí, desde el principio. Después de hacer tres discos completos, ya dije que sí era. Hice un EP, de 7 canciones, con Vonnie Villatoro en el 2007. Ella estuvo con The Animal Cookies. Si lo escuchás, es chilero. Le fue bien con ese EP. Ese fue el primero que hice en mi vida.
¿Encontrás ese momento en donde dás ese brinco?
En lo cristiano, fue cuando hice el disco de Kike. Fue un disco completo. A partir de ese disco hice la canción con Funky. Él me habló para trabajarle unas cosas a Julissa, Emanuel Espinosa. En ese tiempo, yo ya toureaba con Emanuel. Yo estaba haciendo mucha música, produciendo con muchos artistas cristianos. Trabajé algunas canciones para Marcela Gandara, estaba tocando con su banda en ese momento.
De hecho, Messas me dio la introducción a este mundo. Yo quería formar parte de eso, aquí en Guatemala. A partir de ese proyecto fue que empezamos a hacer shows con Easy Easy. Nos jalaron para shows en La ERRE, Solemne. Así fue como conocí a mis amigos, Chofo, Gerry. Ese proyecto me abrió a este otro mundo, en donde en estos últimos años, he invertido más mi tiempo para crecer. De alguna forma para ir formando este nombre. A pesar de creer en mí, desde el principio, aún estoy trabajando en eso.
No encuentro música raíz que atraviese a generaciones. Grupo Rana hizo soca. Lo contemporáneo está muy disperso. Cuando comparto algo de Leena Bae, lo primero que me preguntan es si es de afuera. Eso me dá la pauta a que no esperan nada de aquí. ¿Cómo venís a aportar a esta conversación?
No sabés cuántas veces me han dicho que la música que hago o produzco no suena a Guatemala. Ese es el ‘cumplido’ que me dan. Así lo percibe la gente. Yo creo que sí es muy difícil unificar una identidad. Desde el principio, Guatemala es un país pluri-cultural.
Si lo reducimos solo a la Ciudad, porque hablar de Guatemala es muy complicado, creo que hace más sentido lo de Difosa. Difosa es la disquera de Grupo Rana, Internacionales Conejos y mucha música popular. Eso es, realmente, lo que más se consume. Hace sentido. Si lo reducimos a la Ciudad, creo que aquí hay diferentes sub-culturas e influencias. Sería muy difícil unificar.
¿Cómo aporto a la falta de identidad? Yo no he adoptado una bandera ni etiqueta tan nacionalista. No he entrado a eso. No es que no me interese. He hecho lo que me ha hecho sentido y me gusta, sin ponerme barreras de ningún tipo. Ni lenguaje, ya sea en inglés o español. Eso es irrelevante para mí. Hay gente que piensa que debería de ser música en español por ser de Guatemala.
He tenido una mentalidad más abierta para conectar, mostrando las influencias que tengo. De alguna forma, redefinir, presentar otra personalidad de Guatemala. Al menos, una que no se conoce tanto. Yo no estoy inventando nada. Hablando de identidad, sí quisiera que más público escuchara lo que se ha formado en la escena. Así suena Guatemala también.
Pudiste haberte ido por lo tropical, pero decidís otro camino. Es difícil ponerme en los pies de quien produce. Está quien te pide y lleva referencias. Está quien quiere construir desde cero. ¿Cómo jugás con esto? ¿Cómo unís estos puntos? Algunos creen que saben qué quieren.
La mayoría no sabe qué quiere. Tienen una idea muy aspiracional de lo que quieren, copiar un template. Está bueno y se puede hacer. El otro día estaba escuchando una playlist de música guatemalteca, no solo de lo que escucho, ‘está chilero, ha subido nivel, se está produciendo más música variada, pero suena a un template’. Es una copia, mucha imitación. Se percibe. Se sigue teniendo una aspiración.
A veces toca llevar de la mano, definir esa identidad, alimentarte de su visión. Tratar de sacar un sonido a eso me ha funcionado. En ocasiones, les es difícil comunicar sus ideas. Hay que leer entre líneas, ver referencias y entender qué quieren. Trabajar la identidad con esa base.
¿Por qué vivís en Guatemala todavía? ¿Por qué no te fuiste a México a producir?
Sí lo quise, sí fue un plan. Salí varias veces. Los últimos años adopté la visión: proponer para el país, apostar a un crecimiento musical local. Apostar a tener más propuestas.
Yo era de los que me quejaba que no me gustaba nada de aquí. Ahora dejé algo, que a mí me gusta. No sé si a los demás.
Ojalá alguno de esos proyectos pudiera explotar. Siento que es algo que me daría mucha más recompensa, que solo irme y tener un hit o placement con alguien grande. Me gustaría más aporta a la historia guatemalteca, por lo menos ahora mismo. Sé que es cliché, pero mi mente está en salir, trascender. Es muy difícil y cada vez lo veo más difícil.
¿Tan así?
No lo veo tan fácil. Están pasando cosas, pero sigue siendo un reto.
Vos has sido el común denominador para muchos proyectos que quieren proponer algo. Tenés otras experiencias que se traducen a lo que hacés. ¿Cómo lográs imprimir lo tuyo en proyectos tan distintos? A lo mejor es hacer más con menos. No sé si es la espacialidad lo que hace que suena a que vos lo hacés. El jugar con las voces, las guitarras.
Es difícil lograr la atención en estos proyectos. Quiero creer que sí pueden competir fuera, que no se sienta esa gran grada. Hay espacio para mejorar, sí. Estamos mejorando y eso es bueno. Ojalá que estos proyectos trasciendan. Sí proponen, tienen algo por aportar a la mesa. Ha costado esa exposición. Es un problema. Hay mucha ignorancia en el negocio, en la manera de difundir. Es una escuela.
¿A qué le decís que sí?
Tengo que sentir esa honestidad en el artista. Tengo que saber que tiene algo para proponer, aunque no lo sepa. La voz tiene que estar, las letras. Si la voz no resalta, pero el look lo complementa. Lo tiene que expresar de otras maneras. A lo mejor se tiene una conexión especial con la música, que sea honesta, que se la crea y tenga ganas de trabajar. Puede ser un artista nuevo, pero que se vea que va en serio. Tiene que ir en serio. Eso me llama, más que un presupuesto alto, más que alguien que solo quiere hacerlo con otras intenciones.
Vos leés esas intenciones, como productor.
Sí hay que tener ese lado. Imaginá estar en el estudio, con tanta gente distinta, personalidades y formas de pensar diferentes, que expresan sus inseguridades de forma distinta. Hay que leer el ambiente. Ayuda ver esto.
¿Qué estás escuchando?
El de Kali Uchis me gustó, increíble. Triathalon, ‘Online’. Lo nuevo de Jorja Smith, J. Cole también. Voy armando playlists, es muy variado. Me gusta mucho Channel Tres, Knxwledge. Crumb salió con un disco recién.
Andás escuchando mucho de lo que sale de Citrus City.
Sí, desde que vino Manuel. Escuchaba mucho a Crumb, desde antes. Shormey me la presentó él. Ella quiere venir a grabar aquí. Hay días en que no escucho música, solo la que estoy produciendo. Paso tanto tiempo mezclando una canción, necesito salir. Ya no quiero escuchar música.
Vos hacés mix y master.
Sí, ambos. Prefiero que el master lo haga alguien más. Estoy bastante quemado cuando llego a esto. Si estuve involucrado desde el principio, escribir, grabar, el master es demasiado. La escuchaste 300 veces, ya no sabe a nada. Incluso, en el mix me pasa. Ocupa mucho espacio mental esto. Es un trabajo de detalles. Aunque no estés trabajando, te quedás pensando en sonidos, letras, melodías. Te quita energía, todo el tiempo.
Qué difícil ser disciplinado cuando hay una idealización de este trabajo. Hay una relación muy romántica en cuanto a este oficio. Hay que hacer las cosas que pasen, tenés entregables.
Es muy complicado. A veces no tenés ganas y tenés que entregar. Vas atrasado, pasa. No hay otro plan. Tengo que estar saltando entre proyectos, incluso el mismo día. Recién estuve mezclando una canción de Cynthia, luego Easy Easy y después un arreglo de una canción de Kike. Es así, muy variado.
¿Qué hacés cuando no hacés música?
Estoy con mi novia, perro, cocino, veo a mi familia. Invito a mis amigos a casa. Muy tranquilo. El 85% de mi tiempo es música. En la mañana tengo una rutina, me ejercito, medito. A media mañana entro al estudio. La mayoría del tiempo estoy mezclando, tengo sesiones, trabajo.
Si estás enfrente de una puerta, tocás el timbre, ¿quién te abre?
Rick Rubin, quiero hablar con él.