Naturalmente Atemporal con Menny Flores
Cuando la vulnerabilidad y honestidad se encuentran, lo único que queda es cerrar los ojos y escuchar. Menny Flores, la joven promesa de Tijuana, está cosechando los frutos de dos arduos años de trabajo en el que decidió mostrarse tal como es. ‘Flor De Michoacán‘, su primer álbum, toca todos los puntos correctos. No hay generación que pueda resistir la propuesta que trae.
Encontramos elementos muy propios de los 90s, arreglos que demuestran esa capacidad vocal y potencial de Menny. México y su contexto está presente en cada canción. Desde la primera canción marca el tono. Guitarra clásica, vientos, horns, synthes y líneas de bajo que llevan de un lado a otro.
La capacidad de crear nuevas atmósferas que resonarán por mucho tiempo es latente. El orden de cada composición en este material parece resultado de una sintonía irrefutable. Las transiciones son perfectas. No hay momentos desperdiciados. Cada canción cumple un propósito en este recorrido de 40 minutos.
No es casualidad. La producción estuvo a cargo de Juan Juan Luis Ayala y Ernesto Ayala, con quienes Menny encontró una afinidad indescriptible. Es un debut impresionante. ¿Lo que se vivió en el inconsciente durante esos años de formación? Él ejecuta esa búsqueda. Éste álbum es un bolero llevado al 2021. Este es solo principio de una extraordinaria carrera por delante.
Es un disco importante porque hace un homenaje apropiado a quienes le hicieron quién es hoy en día. Es una carta de amor para uno de los pilares en su vida, su abuela. No es difícil entender por qué el atractivo que él tiene. Es un alma genuina. Después de escuchar este cuerpo de trabajo, la pregunta inmediata debería ser: ¿quién es Menny Flores y por qué no le había escuchado antes?
Platicamos con Menny acerca de este nuevo sonido que propone, de dónde vienen estas influencias, la sinceridad en la creación, las intenciones detrás de lo que se presenta y el color con el que define este material.
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¿#AQuéSuena Menny Flores?
Yo quería hacer un álbum que la gente escuchara y le sonara familiar. Como si ya las hubieran escuchado antes, pero en realidad, no. Eso es una meta no tan fácil porque tienes que remontarte a influencias muy clásicas. Referencias que son universales. Son ese tipo de canciones que el mundo no sabe que conoce, pero conoce. Creo que eso tiene que ver con una línea de tiempo, generaciones.
Uno escucha música, a lo mejor por un tío, tu papá, alguien que haya vivido otra época. Mi mamá escuchaba mucho Selena, me influenció. Lo mismo con el R&B, el hip-hop de los 90s. Personalmente, que crecí escuchando lo actual. En ese momento es donde yo combino esto con el conocimiento musical que tiene Juan Luis Ayala, el productor. Cuando se juntaron estas dos mentes, Juan Luis y su hermano, Neto, combinamos esas generaciones. Trajimos al 2021 un álbum pop.
¿Cómo conocés a Juan Luis Ayala y Ernesto Ayala? Leo que produjeron en su totalidad el disco.
A ellos los conocí en México con la banda en la que estaba antes; con Juan Luis trabajamos dos canciones para ese proyecto. En el momento que le conocí, nos hicimos muy amigos. Escuché lo que hacía él y wow. Él está muy empapado por todo el pop de Londres que creció escuchando. Desde los 18 años se fue para allá.
Trabajó con Duran Duran, Simply Red, incluso con Childish Gambino. Cuando lo conocí, para hacer mis canciones como solista, me presentó a su hermano, Neto. Con él conecté de otra forma. La primera canción que hicimos juntos fue, ‘Nada Me Falta (Welcome To Tijuana)’.
Es una bossa. A él le encanta esa influencia brasileña. Tiene mucho gusto por esa música. Yo, en su momento, también la tenía. Los dos le dieron un tinte distinto. Juan con algo más pop británico, latino, bolero. Con Neto hice la bossa, eso brasileño que tiene el disco. Yo combiné lo demás, el R&B.
Este álbum es un bolero moderno. Los elementos están. No te tenés que ir full textbook para que se haga notar. Lo hiciste propio. ¿Cómo fueron esos primeros demos?
Estos demos fueron muy orgánicos. Las canciones las empezamos a guitarra o piano. Precisamente, la composición fue desde ese lugar. Quisimos hacer canciones que suenen bien a guitarra y voz, piano y voz. Lo que se sume la producción va a ser un extra, un arreglo, un complemento. La canción va a ser la canción por sí sola.
Los demos sonaban así, guitarra y voz. Va a ser bueno porque al hacer un show, tenemos las canciones correctas para hacer un show, en cuestión de dinámicas. El disco se hizo de esa manera, con diferentes ritmos y géneros, para tener una rollercoaster de emociones a la hora de llegar a un show. Puedo sorprender. Eso quiero. Esa es mi meta.
Para mí es esa búsqueda de lo que se escuchaba en casa y que por muchos años ignoramos. A lo mejor intencionalmente, pero creo que ese reconocimiento a esos sonidos llega en el momento correcto. ¿Cuándo decidís que la nostalgia iba en esa línea?
Hay muchos tintes de lo que crecí escuchando, del sonido familiar. Existe el mariachi. Por ser de Tijuana, la gente me dice que debería de hacer banda, norteño, corrido. Simplemente, el bolero me nació del corazón. Naturalmente, di con el bolero y R&B. Creo que son los dos géneros más románticos en México y Estados Unidos. Siento que se complementaron bien.
No lo forcé ni lo pensé tanto. A la hora de hacer un disco que fuera de solista, sí quise imprimirle esas raíces. R&B clásico, no el actual. Stevie Wonder, Marvin Gaye como influencias. Eso te dá un sonido que dices, ‘esto lo había escuchado en casa’. Es agradable, no te desconecta.

Si no te conecta por el bolero, lo hace por el R&B. Si no es por ahí, te conecta como mexicano, por el bolero. Esa gama me dá mucho honor, mucho gusto por toda la gente que estuvo involucrada en el disco. Que se lograra hacer ese blend en la música, porque no suena forzado. Suena natural porque las canciones son sinceras.
Vi el material visual creado para este proyecto, y de alguna manera ya entendía la paleta sonora. El traje celeste, high wasted, con esa camisa blanca. ¿Lo llegaste a pensar en paleta de colores, este disco? No sé si hace sentido esto que te pregunto.
¡Sí! Tienes total razón. Se me hace curioso que lo notes, que lo veas. El color con el que ubicaría el disco sería naranja. Cálido. Si te fijas en lo primero, en el primer visual del disco, era en una casa viejita, con furniture de los 90s. Las luces eran cálidas, naranjas. Afuera, yo creo que es el rojo. El logo rojo.
Todo se acomodó. Yo creo que lo que unió eso fue la base del concepto. Desde el principio, ‘Flor de Michoacán’ iba a ser así, porque soy así. Iba a ser así por Tijuana, México, Estados Unidos, la Chicano culture. Soy yo. Al final de cuentas, yo apruebo lo que me gusta. Puedo ser un poquito más atrevido con mi ropa, si quiero. Este styling fue una coincidencia porque escuchabas lo que tenía que verse. Ya podías visualizar el vídeo, la ropa, porque lo fuimos planeando durante mucho tiempo. La música dio pauta a eso.

El celeste, precisamente. Me estaba dando cuenta que una foto de mi abuelita, que fue con la que estuvo en su funeral, tiene un saquito del mismo color. Igualito. Voy a subir la foto pronto. Me di cuenta hace poco, cuando le enseñé a mi mamá el vídeo. Se lo mostré y me dice, ‘pensé que lo habías hecho por la foto del saquito’. Es así. Inconsciente.
Si estás enfrente de una puerta, tocás el timbre, ¿quién te abre?
Creo que ya sabes. Este disco… no alcancé a compartirlo a mi abuelita. Por lo menos, que viera esto, estaría muy chingón. Sé que vive ahí.
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Gracias a Luis Zamarroni por hacer esta entrevista realidad.