El Imaginario Mundo de Andrés Capasso
No hay que ahondar en la trayectoria de Bohemian Groove Corp, uno de los sellos discográficos argentinos más emocionantes de los últimos tiempos, para entender el precedente que están dejando. Andrés Capasso, el director creativo, ha sido una de las figuras claves del desarrollo del mismo. Mejor conocido como Noduermo, el prolífico director es parte fundamental de un colectivo que está dispuesto a olvidar las limitantes.
Es como si la finitud de recursos ampliara el reto para él. Es formidable el trabajo hecho hasta el momento. Sí que hay más artistas, en esta época, que están en esa búsqueda de identidad, pero Andrés está un par de pasos delante. Es excepcional el nivel de detalle en la ejecución. La claridad en el uso de las referencias no deja de impresionar. Es notable la impresión que causó y cómo eso influye en la manera de trabajar.
Vi ‘The Kelly Show’, el preámbulo para ‘Kelly‘, el videoclip de Muerejoven y Dillom, y entendí que algo estaba sucediendo. Comprendí la multiplicidad de capas que habían detrás. Claramente, este fue un punto de partida para una nueva etapa. ‘OPA‘ es un claro ejemplo de la complicidad del equipo creativo. Es el timing es el correcto. Ni hablar de las elecciones de planos, colour grading, styling, gesticulaciones. Impensable saber qué puede estar por venir.
Hablamos con Andrés acerca de la construcción de identidad, las decisiones físicas en trabajo de cámara, los inicios en su filmografía y la definición de códigos estéticos.
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¿Cómo sé que estoy viendo algo hecho por vos?
Me estoy encontrando con eso hoy cuando gente con la que no me imaginé… tengo la suerte, desde que conozco a los pibes, de laburar con mis artistas favoritos. Si bien son mis amigos y les amo, a su vez, son los artistas que me gustan. Crecimos juntos y eso me encanta. La construcción de la identidad se fue dando por el tipo de vínculo artístico que tenemos.
Hubo momentos en dónde eso tuvo una exposición lo suficientemente grande sin que me diera cuenta. De repente, nos empezaron a llegar más propuestas. Por el compromiso que tengo de acá a los próximos meses no puedo hacer otro vídeo con otra gente. Sin embargo, me llegan propuestas. ‘¿Qué es lo que lleva a esta gente a buscar lo que hago yo?’ Es muy loco. Fue una construcción, totalmente, por fuera de una percepción comercial del producto. Acá es donde estoy empezando a darme cuenta que eso es, un poco, lo que forma mi identidad visual.
¿Las veces que traté de trabajar con algo más comercial? No me encontré con lo más lindo de lo que me gusta ver, de lo que hago.
Cuando me olvidé de eso entendí que nuestro valor comercial, inclusive, reside en no tener vergüenza; reside en no tener cringe de demostrar cosas de lo que nos copaba. Mi identidad se fue formando por esos factores que tienen que ver con lo grotesco. No necesariamente en lo asqueroso. Tiene que ver con esta gama de colores que no son ni rojo ni rosa ni gris, que no son alegría ni tristeza. Son fragmentos de realidad que van por el medio de estas cosas.
‘Coraje El Perro Cobarde’, a mí siempre me gusta hablar de eso… es eso. Es un dibujito para niños, pero para adultos. No entendés bien porqué es para niños y adultos a la vez. En medio de esas dos cosas me parece que está el juego. En esa realidad en la que nos toca a todos: tiene cositas lindas, pero un poco morboso a la vez. Me gusta mucho.
Encuentro que sos muy físico, lo veo en el movimiento de cámara. Jugás con el foco también. Está claro en el backstage de ‘Water’, en esas mini corridas con el piso mojado.
Sí, re contra. De hecho, estoy tratando de reinventar eso. No porque me haya cansado de lo que estaba haciendo sino para proponerme encontrar esa identidad en otro planteo de cámara. Ahora estoy tratando de jugar más con planos fijos. En ‘PISO 13’ tuve la posibilidad. Me rodeo, por suerte, de gente que labura de lo que le apasiona. Es un privilegio y estoy muy contento. Cuando los veo en el cotidiano son una persona. Cuando les veo haciendo lo que les gusta dejan de ser la persona que conozco para hacer eso. Es increíble, en modo Berserker.
Pasa eso en los rodajes. Cuando agarro la cámara, un súper cliché lo que voy a decir, siento que soy la posibilidad de que se vea esta realidad. Literalmente, la ventanita a ese mundo. Detrás de la cámara tenés a los gaffers, team, pero el cuadro es una ventana a la realidad. ‘Estos son mis ojos’. En ese momento me transformo en eso. Me gusta mucho cuando tengo la posibilidad de jugar con eso, que se sienta que son parte. ‘Water’ tiene eso.
Si bien es algo aturdidor y demás, tiene un propósito narrativo y se entiende. Está implícito. Eso me parece fundamental.
Me llama la atención lo que decís qué tiene que ver con lo que nos está pasando a nosotros en cuanto a nuestra ética. Siento que tenemos una influencia americana, británica, pero a la vez muy propia de nosotros. Se dá porque nosotros somos todos pibes nacidos entre los 90’s y los 2000′ s. En esos momentos, retratar cosas así en Argentina, no podíamos. No veo que hayan tantos retratos fieles de una mestización de cultura porque recién estaba llegando. Ahora, quienes que nos criamos y crecimos en esas décadas, tenemos 26, 35 años.
Estamos, por fin, pudiendo hacer una matización de esas cosas con las que nos sentimos identificados. Cuando éramos chicos y mirábamos ‘Skins’ decíamos, ‘soy yo’. Íbamos al boliche y no era Inglaterra. Era un galpón pintado y escuchábamos cumbia. El poder mezclar esas dos cosas y replicarlas… por eso se sienten tan nuestras. No se sienten como algo fake, tienen reminiscencias.
¿Recordás el momento en donde te empezaste a introducir como ‘director’?
Es loco. Se siente cuando un artista te confía plenamente un proyecto. Por eso digo que tengo el privilegio.
Cuando un amigo me confía una de sus obras para que sea algo nuestro, ahí es cuando me siento director. Siento que de verdad puedo tener las riendas sobre un proyecto.
Por más que dirijas algo, si no lo sentís de esa forma no estás siendo director. Solo sos una persona que está ejecutando en una dirección. Mi desempeño general en el sello, normalmente, es dirección creativa general. A veces empiezo por ahí. Llegado el caso, si siento que puedo, que debo, que este proyecto está bueno para que lo dirija y nos sentimos así con el artista, ahí es. Encaramos desde el hecho de que sea director.
Mientras tanto, me gusta supervisar y dar una mano, ‘ok, esto te puede servir. Esta persona puede dirigirlo, viceversa, según lo que convenga’. ¿Si veo que el artista está cebado y tenemos ganas de hacer algo juntos? Listo, ya está. Después soy Andy, el que está hangeando con los amigos. Somos dos personas distintas.
Está todo en el storyboard. ¿Cuándo empezaste a escribir guiones?
Lo más gracioso es que no fue hace tanto. Me gusta mucho que mis amigos me vayan bien de frente. Soy bastante cabrón con algunas cosas. Si puedo dar un consejo, a veces, lo digo muy de manera tajante, ‘tomálo o dejálo’. Me rodeo de gente que sea así. Hice un videoclip y estaba muy decepcionado por cómo lo dejé. Uno de los pibes me mira, ‘no seas pelotudo. Lo hiciste mal, lo sabés. Tenías ayuda con gente alrededor como para que vos ocupes, nada más, de dirigir y pensarlo bien’.
Fue después de ‘A$AP’. Fue antes de ‘Kelly’. En ese momento hice un click, ‘bueno, es verdad. Nuestra propuesta está creciendo muy rápido, yo quiero crecer y no quiero quedarme atrás’. Fue una cuestión de rigor. A partir de ahí, ‘listo, ya está. Tengo que tomarme el tiempo de delegar todo lo demás que me impide a mí sentarme a pensar, nada más, en el guion y storyboard’.
A partir de ‘Kelly’ fue la primera vez que hice eso: sentarme y dibujar plano a plano. Me di cuenta que era por ahí. Me había pasado de primero tenerlo dibujado y después, a los tres meses, verlo en plano filmado. No podía creerlo, ‘no puede ser que esté dibujando el futuro’. Se podía dibujar el futuro.
Quiero regresar un par de años en tu filmografía. Esos primeros vídeos respondían a una estética del sonido. Hablo de Elai con ‘Insomnio’, también ‘In Your Face’ de Killato. Se buscaba eso ‘real’. Es decir, mucho menos atención por el estilismo. El trabajo de luces era otro. Ni hablar de las locaciones, elección de planos.
Me encanta que lo menciones. Me enseñaron muchísimo. Dejé la carrera del cine porque me encontré aprendiendo más rápido con esto, con mis errores cara a cara. Me imaginaba, ‘no, mirá este vídeo, seguro que lo hicieron así’. Después caímos re locos, media hora más tarde en la locación, con la panza llena de habernos comido tres hamburguesas McDonald’s. Todo mal. Teníamos 18 años.
Estás filmando y sale algo que está bueno, que te gusta, que está a la altura de lo que podés hacer y está buenísimo; de todas formas, te das cuenta que hay una gran brecha entre eso y las expectativas reales, hacia donde quiero ir. En algunos casos, gente se conformará, en otros no. Claramente, no me conformó. Me di cuenta que había que ir aprendiendo cosas.
Es así, todo el tiempo. Uno se tiene que ir dando cuenta. Uno cuando cae al rodaje, incluso después, en la post, tiene que estar muy atento. Más que a los aciertos, a las cosas en las que no estuvo bien uno y en donde puede ser un poquito más afinado. Aceptarlo, abrazarlo sin que te haga pelota es difícil.
Es el ego de uno contra las expectativas. Las expectativas son una utopía. Es peligrosísimo. En ese espacio de meditación con uno mismo, encontrándose con la realidad y las expectativas podés crear el salto.
Igual, en esos vídeos, cuando los veo hoy encuentro cosas, ‘esos recursos mínimos ya los estaba usando en aquél momento y ahora terminaron acá’. Eso me encanta.
Esos vídeos responden a lo que la canción te pide. El crecimiento sonoro, lo que se propone, la complicidad que tenés con quiénes trabajás ahora es parte de por qué el resultado es tan bueno hoy. No es que esté mal lo anterior. Simplemente, era lo que se podía concebir.
Parte de hacer historia tiene que ver con eso. Efectivamente, lo que te da el momento es lo que podés darle. Que signifique algo, fundamentalmente, en el recorrido que estás creando es lo que lo hace histórico. Mismo lo que pasa hoy.
Lo interesante va a ser cómo se documenta el hoy. Mejor aún cómo se replantea en un par de años.
Es que no tengo ni idea. Es muy loco.
¿Cuándo empezás a definir tus códigos estéticos? Es más tangible el fin. Está en la iluminación. Hago énfasis en la manera de graduar los colores. Encuentro elecciones muy concretas. En ‘PISO 13’ decidís darle énfasis al color de ojos, cabello.
Tiene que ver mucho con detalles que le surgen al artista. Eso es impecable. En algunos casos siento que al artista le dá fiaca el rodaje y la idea de todos lo que lleva hacer un videoclip. En estos casos, por suerte, los pibes se ceban, se enroscan. Lo vamos viendo juntos y definimos una importancia de esas cosas a medida que vamos desarrollando la idea. Son bases que ya se sentaron, obviamente, hace una tanda de rodajes.
No podemos estar más a las corridas con ropa buscándola nosotros. Hoy en día tenemos más recursos, presupuestos y podemos contar con gente profesional. Obviamente, antes éramos nosotros y ya.
Según los proyectos, cada artista tiene una búsqueda estética muy fina y muy particular con cómo se ve. Eso es importantísimo porque no hay nadie que lo pueda definir mejor que ellos.
Algo que me parece muy importante, más allá como director de contenido audiovisual, como director creativo, es tener las herramientas alrededor. Herramientas para que los pibes vayan aprendiendo, de a poco, como artistas, a saber en dónde tocar esas cosas, cómo llegar a ese punto.
Tener una cartera de gente, ‘ok, me gusta esto, esto, esto para tal proyecto’. Que los artistas vayan teniendo una idea muy clara. Incluso, con quién laburar en algunos casos. Eso me encanta y me fascina porque es mucho más propia y más de los dos la obra a partir de ahí. Quiero que aprendan a dirigir, en algún momento; que entiendan un poco más de dirección para que haya un diálogo mucho más fluido, más rápido. Según la necesidad narrativa de cada vídeo hay un énfasis mucho mayor.
En ‘PISO 13’ nos encontramos con ver en qué cuestiones podíamos aplicar terror. Ver en qué talle podíamos contar cosas, por más mínimas que sean. En el pelo, ojos, ojeras, gesticulaciones mínimas. Hay una costumbre donde no hay tanto desarrollo de videoclips ni hablar de terror. No hay tanta. Si bien está creciendo, no hay tanta industria de terror en Argentina.
Es mucho más caro, más difícil. Contar una cuestión alegre, una cuestión jocosa.. es mucho ver cómo generar un poquitito de tensión y terror. No mostramos ningún monstruo, asesinatos. Es más un planteo estético todo que te lleva a sentir. En cada caso es muy distinto. A Sara, por ejemplo, le parecen muy importantes las pestañas de ella.
Hablame del short film ‘Mirrors’. ¿Qué hay en esta exploración de la mirada? Venís jugando con eso de mucho tiempo ya.
Es verdad. Desde chico, me pareció mucho más lúdico expresarme en cosas en las cuales no encontré palabras. Nunca escribí un poema, un libro ni nada parecido. Con lo lírico, con la expresión por ese lado tampoco. No encuentro tanta fluidez como con otras expresiones artísticas. Me fascina que lo menciones porque es algo divertido, importante en mi construcción.
A partir de la imposibilidad de desarrollar guiones y diálogo, de querer hacer las cosas yo, me pareció muy importante encontrar en dónde habían diálogos, dónde había narratividad en las expresiones. A veces, eso habla mucho más que cualquier diálogo.
Obviamente, cansadísimo de los diálogos básicos, de las miles de cosas que uno llega a ver. Este vídeo tiene una cuestión de la mirada. Es importantísima. De hecho, se repite varias veces y en distintas situaciones. El personaje te vuelve a encontrar a vos afuera mientras como mucho, él en el baño. Eso me parece muy importante y creo que está buenísimo poder desarrollarlo. Sobre todo, con los pibes.
En un principio, es loco verlos cuando crecen en ese sentido. Hoy en día, los pibes tienen una capacidad actoral que me sorprende. Antes estábamos todos cuadrados, yo también. Ahora hacemos un pre calentamiento. Esto ayuda un montón. En ‘OPA’ estábamos, antes de filmar, con Dylan saltando y gritando en un cuarto. Eso suma.
Sos el director creativo de Bohmian Groove. Estás en un diálogo constante con todas las partes. Leo créditos y son muchas personas a cargo. ¿Te abruma? ¿En algún momento pensaste que ibas a estar en esta posición?
De momentos, sí me he abrumado. Han surgido cuestiones de ponerme a la altura con el rol que ocupo en el sello. Al paralelo, tener que trabajar el desarrollo creativo de muchos proyectos a la vez. Hay veces que sí, es medio problemático querer hacer todo. No podés hacer todo lo que te imaginas siempre. Esto no es frustrante, pero sí (risas).
De a poco, la posibilidad de rodearte con muchos amigos y gente con valores parecidos. Parecidos a los de uno donde está bueno ir de frente y decir las cosas. Tuve la posibilidad de escuchar los consejos correctos en los momentos indicados para poder entender, ‘en este momento necesito sumar a una persona que me ayude con esto para poder soltar un poquitito de carga’. Había alguien que podía hacerlo mejor que yo. Hoy trabajo con un project manager, tengo mi mentor.
¿Cómo podés escalar lo que hacés?
Tengo a distinta gente que es muy clave en el desarrollo de eso y que me permite entender hacia dónde estoy creciendo, hacia dónde quiero crecer. Siempre jodo con que siento que hace poco cerré un capítulo de una manera de laburar y de crecimiento. Lo veo también en mis colegas, en mis amistades. Siento que ganamos el GTA 5, que todavía el GTA 6 no salió y tenemos que desarrollarlo nosotros.
Tenemos la posibilidad de tener más recursos, pero con estos recursos no obviar qué es lo más importante: efectivamente llevar el desarrollo para el lado disruptivo y artístico que nos copa a nosotros.
Nunca para un lado de comodidad. El día que nos sintamos cómodos que sea para dejar de laburar y dedicarnos a escuchar discos en el medio del campo. Es un poco eso. Nos llevamos un poquitito, no al límite, pero sí a encontrar qué es lo que en el otro lado dá miedo. Uno piensa, ‘¿hasta dónde más puedo quedarme? ¿Hasta dónde más puedo ir? ¿Qué para si doy un paso más?’ Te das cuenta cada vez que das otro paso que cruzas una barrera y que hay otros treinta escalones. No sabés hacia dónde te llevan esos escalones, pero están.
Parte del recorrido, del crecimiento hay algo que también te va dando cuenta a medida que vas creciendo y haciendo mejores cosas. Los casos en los que diste saltos más grandes, al paralelo estabas dando un salto humano muy grande. Cuando estuviste creciendo humanamente y tratando de ser mejor persona, tratando de ser la persona más eficiente de métodos de trabajo, hay un impacto muy consistente sobre los resultados artísticos. Es un poco y un poco. La búsqueda la vas haciendo mientras un pasito. De la nada aparece otro escalón más. Todo el tiempo estás por tirarte a un precipicio y aparece otro escalón.
Algo característico con el proyecto de Dillom es lo autorreferencial que propone. Abre nuevas posibilidades, la construcción de la iconografía. El casco blanco hace su primera aparición en ‘Superglue’. ¿Es más fácil continuar el relato con elementos así? ¿Al contrario?
Es muy natural. El relato que hacemos es con lo que sentimos. No con lo que estamos cómodos, pero con lo que sentimos que es parte de la realidad. Por eso el casco, en un momento, dejó de aparecer. Lo relacionamos con una parte más juguetona, más de exploración del personaje. Con los otros pibes también. Hoy en día lo tenemos más presente. ‘PISO 13’ es como un buen ejemplo. ‘OPA’ es una satirización de muchos elementos de la historia real de Dylan, como persona y artista. Es decir, vemos una representación de muchos de sus elementos un poco más picantes, por otro lado.
Agarrar esos recursos y llevarlos para el otro lado de la moneda del relato. Expandirnos por este universo. Cuando sentimos que eso ya está contado, que lo pudimos trasladar a lo físico, materializar. En ‘PISO 13’ tenés a los padres. No están presentes en ‘OPA’, pero acá sí. No están presentes porque, en realidad, están muertos. En ‘OPA’ hay un cementerio. Acá estás en el medio del bosque, rodeado de cuerpos. Se repiten, pero desde otro lugar.
Nunca nos acomodamos a algo, hacemos que las cosas aparezcan en función de lo que queremos contar. Siempre hay algo de lo anterior que a veces suma traerlo de vuelta porque sentimos que podemos desarrollarlo un poco más. Cuando ya no podemos desarrollarlo más, lo dejamos atrás y ya. Por cuestiones de tiempo y release, canciones que hablan más de una etapa de una vida que ya no convive más con los pibes termina ya no saliendo. Ya pasó el tiempo y estamos en otra etapa. Hay un montón de canciones que le hubiera encantado a la gente que salgan, pero no las van a poder escuchar.
Veo ‘The Kelly Show’ y me río como la primera vez. Muy británico todo. ¿Cómo lográs que Martín Garabal dé el sí? No imagino a alguien más en ese papel.
Martín Garabal es referente. Es de las primeras personas en las que acá se pudo este tipo de gama de humor, inteligencia. Sobre todo en el código. El humor es un tipo de inteligencia muy particular y que no necesariamente tiene que ver con solamente hacer reír. Tiene que ver con poner a la persona en lugares incómodos. Es muy complejo.
Cuando era más chico, le veía y decía, ‘no puede ser, no es de acá’. Es de acá, en efecto. Por eso es tan brillante. Me parecía fascinante. Tener la posibilidad de laburar con él fue una locura. De hecho, la manera que tuvimos el trabajo y desarrollo de eso. Con los pibes vimos la idea y la oportunidad. Fue más un ida y vuelta con él, ‘ok, este es el contexto. Estos son los objetivos. Estos son los puntos que queremos tocar para que se conecte con el videoclip. Explayate y desarrollate vos porque sos vos’.
¿Cómo decirle a Dillom cómo hacer un tema? Imposible. No le voy a decir cómo grabar una canción. Él tuvo su impronta. Él dirigió la fluidez, manejó eso. Fue un momento muy brillante. En esa primera ocasión es que nos dimos cuenta dónde nos estábamos parando, ‘nos dijo que sí. Nos fascina lo que hace’. Una locura. Salió y nos causó gracia a nosotros. Es loco porque en la etapa de montaje y demás te podés dar cuenta de por qué causa gracia o no.
Podés tener intenciones, narrativa, el timing, pero después cuando ves a alguien viéndolo y entendiéndolo, o por lo contrario, podés entender. Me encanta. Le mostré a gente, vi gente que no lo entendió. Vi gente que se estallaba. Fue brillante porque, a comparación de la cantidad de visitas que tiene el videoclip, fue una movida bastante de nicho. De todas manera tiene bastante visitas. Llegó a quienes los estaban buscando. Los que no estaban buscando ahí lo encontraron y lo miraron entero, después con el videoclip se amarraba. Se entiende el porqué.
Hay algo en ese deadpan delivery. Es la incomodidad que ustedes proponen. Eso es lo que les hace tan únicos. Hacer que la gente se sienta de alguna forma. Quien lo entiende, lo entiende.
Con la incomodidad, esto es clave, no podés no sentirte parte de lo que está pasando. Si te incomoda es porque te interpela fuerte. Capaz que con algo más tradicional siento que no sucede eso. Uno no se da cuenta de que se están haciendo y que se está pasando el rato y ya. En cambio, con la incomodidad, cada segundo que pasa es una eternidad. En términos de comportamiento humano, me parece una locura. Crear eso porque te incomoda y no lo sacaste es porque gozaste de esa incomodidad en algún sentido.
Eso me parece brillante, divertidísimo poder lograrlo, cuando se logra. Es una línea muy delgada, muy fina también. No sabes con qué estás jugando, es como alquimia. Es jugar.
Está la contraparte. El juego siendo algo muy ligero, con ciertos colores. Venís a proponer algo mucho más oscuro. Regreso a esa mirada del cierre, en la última toma de ‘PISO 13’. Yo sabía que lo había visto en algún lugar. Revisité ‘DO RE MI’ y es tal cual esa toma final. Mucho más clean la idea.
Con mucho más desarrollo, por suerte.
Esa figura de terror la venís buscando desde hace mucho tiempo ya.
Sí. Me pasó hablando con el editor de fotos de ese videoclip, que respeto mucho. El chabón logró una estética muy americana. Estábamos hablando de cómo uno se siente el día después del rodaje. El rodaje fue de 25 horas. Estábamos destrozados. ‘Estamos metiéndonos en un suceso’. No es en un estudio en el que te sentís cómodo 100%. Estamos en comodidad, súper cubiertos por el equipo que estaba haciendo el soporte humano y logístico. No deja de hacer un videoclip que se filmó en 25 horas.
Fuimos de una punta de Buenos Aires a muchos kilómetros en la otra para poder filmar en un bosque y en una casa. En el bosque hacía frío. Dylan ya estaba cansado. De hecho, los últimos planos en bosque… ¿esa nuestra cara que tiene, muerto-vivo? Así estaba el chabón. Como mejor amigo mío, lo siento como un hermano a él. Como colega, artista, ahí vernos en esa circunstancia al otro día estás… toda la serotonina que te quedaba la exprimiste en ese rodaje y al otro día estás con un post de químicos. El cerebro está haciendo lo que puede.
En ese ínterin, con el director de fotos, te vas a encontrar con reescrituras. Primero lo escribís el vídeo. En preproducción lo desarrollás. Después, en el rodaje lo están llevando por su segunda reescritura. Después, en postproducción, estás encontrándote una tercera escritura en el montaje. Me hizo ‘ping’, un brillito en la cabeza. Me estaba costando vislumbrar la totalidad del proyecto, hasta que lo terminamos, por no haber hecho algo tan complejo.
Complejo en términos de lo que nos llevó el trabajo de terror. A los cuatro días lo vi en reacciones de gente que ni idea; gente que tiene diez suscriptores, mis reacciones favoritas. Vi algo que, por fin, quiero dar desde chiquitito. Un impacto, una cara, una atención. Por fin lo logramos. Me encantó y pude concretar una búsqueda con un tema que lo pedía. La canción lo pide demasiado. Una canción sin estribillo que va siempre hacia adelante. Por eso no fue necesario también tomarnos el tiempo de poder contar un poquitito más con la intro. Pude, por fin, sentirme conforme y a gusto con contar algo de terror y hacerlo bien. Ni siquiera sé si de terror o esto del suspenso, estos planos.
Desde ‘OPA’ encuentro un manejo de cámara distinto. Mucho más steady.
Ahora tengo la posibilidad de ser mucho más preciso con qué quiero mostrar, con cuestiones más particulares. En este caso, estoy tratando que la composición cuente mucho más que la acción de la gente. Es el espacio que estoy tratando darle ahora. Sale un videoclip de Broke Carrey en donde son planos fijos. Cuarenta mil planos. Va por ahí. Por fin estoy pudiendo lograr eso, me estaba costando. Me gusta.
Hablando de expresiones y fisicalidad, ‘OPA’ parece tenerlo todo. El videoclip del año. The playfulness está presente en el uso de colores, una paleta definida. Barras que se traducen a acciones literales. La decisión de priorizar en el timing me atrapa. La referencia de ‘La Caja Vengadora’ de Cindor.
Me encantó jugar con eso, jugar e ir a cuestiones muy concretas. Con ‘OPA’ nos pudimos volver súper fetichistas con la canción. Creo que no cayó en algo básico En lo básico subraya cuestiones mucho más profundas, jocosas de la imagen. Son muy divertidas visualmente. Es un videoclip que me divierte mucho ver. No me pasa con otras cosas que hago, pero ese divierte mucho.
¿Qué viene para vos? Sé que ‘Post Mortem’ es el main focus.
Principalmente, va a haber mucho laburo de ‘Post Mortem’ porque vamos a estar con mucho material visual. Muchísimo. Hay mucho laburo con los demás. De cada uno de los artistas se vienen discos. Eso va a hacer que el principio del año sea muy interesante y divertido. Tengo ganas de empezar a escribir. No sé si una película o qué carajos. Tengo ganas de explorarme por ahí, ya mismo. Nunca lo sentí.
Por primera vez en la vida siento que es el momento de jugar con eso. Si podemos jugar con eso sería una locura. Estuve hablando con otros artistas, ‘por favor, esperen hasta enero’. Hasta en enero voy a tener la posibilidad de pensar en otra cosa. Estoy a full con eso hoy. No estoy pensando muy por fuera de eso. Un laburo más personal, serie o película.
¿Qué estás viendo?
Últimamente, nada en concreto que me esté volando la peluca. Estoy mirando ‘El Juego del Calamar’. Me divierte. No estuve viendo películas que me vuelen la cabeza. Lo último que vi fue ‘The Green Night’, de A24. Me encantó. Todo lo que hace A24 es un ejemplo a seguir. Estoy mucho escuchando discos viejos, buscando álbumes de los 70’s. Me compré un casco de realidad virtual. Estoy explorando mucho en eso y en propuestas por ese lado. Me encantaría laborar con eso en algún momento.
Si estás enfrente a una puerta y tocás el timbre, ¿quién abre?
Son dos personas. Nacho Caiella, el CEO del sello discográfico. No se habla mucho de él porque está en las sombras, laburando. Es una mente maestra de la estructura, de lo que estamos haciendo. Es un mentor para mí. Si no me está abriendo la puerta él, la está abriendo Dylan. Estamos todo el tiempo haciendo cosas juntos.