Opinión

Por amor al arte: el paradigma cultural guatemalteco

Texto de: MRKRAZYMAN

En los últimos días hubo un suceso rarísimo de esos que hacen que el país entero hable de arte: un revuelo nacional por el encargo de una pintura para el bicentenario del país valorada en más de 1 millón de quetzales. Las opiniones divididas eran de esperarse. aunque predominaban las críticas hacia el Gobierno y el artista, hubo un par que defienden esta propuesta. Como es costumbre, el primer comentario es caer en, “y vos no aceptarías un millón por una pieza tuya?“. Argumento de cajón y uso común en el país; el cual, no ataca al problema estructural que dio origen a la polémica.

Más allá del compromiso ético y moral que tenemos como creadores, la responsabilidad es enteramente del Gobierno y autoridades culturales.

Recordemos, su función es organizar y garantizar el acceso de la cultura a todos los guatemaltecos, sin distinción de raza, religión, género o ubicación.

¿Si las autoridades fueran generadores de condiciones, plataformas coherentes y transparentes? ¿Si las autoridades aseguraran una vida digna para los artistas del país? ¿Si las autoridades fomentaran condiciones aptas para crear y competir en industrias culturales locales e internacionales? No debería de haber cabida a debacles morales de aceptar o no tratos millonarios. 

Después de todo, ¿porqué es tan descabellado que un artista local pueda ganar un millón de quetzales? No caigamos en desmeritar las profesiones artísticas, su alcance y potencial como respuesta impulsiva a una clara situación de privilegio y corrupción. En realidad, entiendo lo alarmante que suena para muchos. Cuando nacés en Guatemala y empezás a tener interés por cualquier medio de expresión, casi instantáneamente empezás a escuchar  que hay que hacer las cosas “por amor al arte“; esta frase, que tanto daño nos hace, la debemos trabajar duro para replantear y cambiar el significado de la misma.

No hay presupuesto pero la exposición que tu trabajo va a tener es una muy buena paga“, “te podemos dar comida y materiales“, “Si nos gusta y nos va bien, te vamos a contratar para más trabajos” estas y muchas más frases trilladas son el diario vivir de los artistas en Guatemala. Me atrevo a decir, todas partiendo del mismo hilo ideológico de “hacelo por amor al arte“.

Estas ideas no solo crean una condición de auto-sabotaje, en donde el artista desvaloriza su trabajo y capacidad de crear, sino que genera un entorno hostil para vivir del arte en el país.

Se mal educa al público con el concepto de que el arte no vale. Sí sí llegara a valer, el precio debe de ser modesto. 

La naturaleza del artista gira en torno al afán de crear y no de generar ingresos; la vocación y pasión de un artista, difícilmente, la he visto en otra disciplina. Son sentimientos tan incontrolables que, en países como el nuestro, mueven al artista a buscar otras formas de financiar ese sentimiento de crear que le nace desde las entrañas.

He visto a las mentes más brillantes de mi generación marchitarse en un call center o en una agencia de publicidad.

 Es común que acá un pintor, un ilustrador trabaje durante el día en áreas creativas más rentables como la publicidad. Mucho más común que un músico se apoye financieramente con un trabajo que consiste en tomar llamadas de atención al cliente; que un poeta trabaje en redacción editorial o que una bailarina trabaje en eventos promocionales. En Guatemala “como artista, te morís de hambre“. Escenarios paradójicos y surreales tan propios del tercer mundo y si bien es lo cotidiano, no lo confundamos con la normalidad.

Estos creadores, diariamente, buscan acallar las entrañas sedientas de creación a través de cualquier medio. Incluso, esto los lleva a, contradictoriamente, ahogar su creatividad en un trabajo que no les aporta nada a su carrera artística. No importa si es con pintura barata, con una guitarra en ruinas, o instrumentos prestados: todos los días miles de creadores guatemaltecos se echan encima la herencia cultural y artística del país. Hacen hasta lo imposible para no dejarla morir. Esto, completamente solos, sin respaldo o apoyo alguno de entidades gubernamentales.

Crear, en Guatemala, es resistir y cualquier artista puede dar fe de ello.

Por lo mismo me parece un insulto que ministro tras ministro lleguen al Ministerio de Cultura y Deportes, y no actúen conforme a un verdadero amor al arte y la cultura. No toman en cuenta esa resistencia que vive el sector cultural, día a día. El Ministerio de Cultura y Deportes ha fallado, históricamente, en contribuir a expandir la riqueza cultural que el país presenta. Es necesario que nos organicemos, como sector cultural, para cuestionar, fiscalizar y exigir condiciones dignas para una cultura de creación. Para que evitemos otro paradigma común, francamente desolador también, de nuestro sector cultural: “si querés vivir del arte, te tenés que ir de Guatemala“.

El primer paso es cuestionar nuestra cotidianidad cultural y los actos del Gobierno para cambiarla positivamente. Concluyo con este cuestionario, en donde no espero respuestas sino una adhesión de más preguntas. El primer paso siempre será cuestionar y discutir.

¿Qué está haciendo el gobierno para garantizar la cultura de creación en el país?

  1. ¿Dónde está el resto de los 15 millones del programa de apoyo al artista durante la pandemia ApoyArte? ¿Por qué no se le dio continuidad a este programa si la pandemia aún no ha terminado?

Uno de los requisitos para optar a este subsidio era trabajar de lleno en arte. Si tenías otro trabajo, quedabas descalificado de la ayuda. ¿Por qué esto no fue un parámetro para la contratación de la pintura de Q1.3 millones, pero para la ayuda sí?

  1. ¿Cuándo fue la última inversión al Museo de Arte Moderno Carlos Mérida? El único museo de arte moderno en el país, por cierto.

  2. ¿Por qué no hay museos públicos?¿No debería de crecer la capacidad y acceso a los mismos tal y como crece el número de diputados, por ejemplo, según la población? 
  3. ¿Cuándo vamos a ver murales realmente propuestos desde la visión del artista y no ese ornato disfrazado de arte que siempre proponen? 
  4. Todos conocemos los murales de Efraín Recinos, de Roberto González Goyri y contemporáneos. Todos estas obras de arte públicas se realizaron hace ya varias décadas- ¿Por qué cesó la inversión en arte público? ¿Por qué se cerraron las plataformas para que nuevos artistas propongan? 
  5. ¿Por qué hay UNA sola escuela de arte superior para un país con más de 15 millones de habitantes? ¿Hay verdadero acceso al arte y cultura en el interior del país? 
  6. ¿Por qué la falta de modernización en la ENAP? La escuela no cuenta ni siquiera con un sitio web, mucho menos con programas virtuales o híbridos como es la norma mundial. Tampoco cuenta con programas vespertinos o de fin de semana para garantizar el acceso a la educación artística. ¿Cómo el Ministerio garantiza la libre expresión artística? ¿La censura está o no vigente en la escena cultural guatemalteca? 
  7. ¿Cómo se apoya a las nuevas áreas artísticas experimentales? ¿Hay apoyo y reconocimiento del Ministerio de Cultura y Deportes para graffiteros, ilustradores, b-boys, artistas digitales, etc.? 
  8. ¿Por qué no suenan artistas nacionales en la radio? ¿Qué está haciendo el Gobierno para asegurar la competitividad de los artistas en un plano internacional? 
  9. ¿No es necesario separar las áreas de Cultura de las de Deportes? Son áreas completamente diferentes. No sé cómo un Dwight Pezzarosi, ex Ministro de Cultura y Deportes 2014-2015, pudo tener un perfil idóneo para ser Ministro de Cultura. Su currículum, claramente, se basa en logros deportivos más no de gestión cultural. 
  10. ¿Qué se está haciendo para apoyar la legislación beneficie al artista y la reforma del sector cultural (Iniciativa de Ley 5788 “Fondo de Apoyo Cultural”)?
  11. ¿Para cuándo una plataforma abierta, transparente e inclusiva para el sector artístico pueda proponer proyectos de arte público a cambio de fondos y gestión para llevarlos a cabo? 
  12. ¿Quién fiscaliza al Instituto de Previsión Social del Artista Guatemalteco (IPSA)? ¿Quiénes se benefician de estos fondos? Literalmente, no conozco a un solo beneficiado. 
  13. Con antecedentes como el de Joaquín Orellana, Isabel Ruano, Efraín Recinos, entre otros, ¿por qué aún no existe un plan claro de jubilación y apoyo al artista mayor?
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Martha Elisa Estrada Cortez

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