N4NO tiene claros los parámetros
Hay propuestas honestas, sin pretensiones, que llegan en el momento correcto. Es la actitud tan directa que nos obliga a prestar atención. Difícil de lograr una impresión así como artista nuevo. Emiliano Padilla, mejor conocido como N4NO, ejecuta y enamora con su EP debut, Nanodrama. El multidisciplinario artista, que además de hacer música se dedica a la cocina, viene a llenar un espacio que busca refrescar lo que tanto nos gusta.
No es casualidad. Está todo en la ejecución. Está todo en la manera en que busca unir las piezas de este nuevo rompecabezas que busca descifrar. Después de todo, esta faceta la viene buscando de muchos años ya. 5 años, para ser precisa. El va y viene, consistente con esa ansiedad que se genera al ser una persona inquieta, fue resuelto con la ayuda de sus amigos. Era un pequeño empujón el que necesitaba.
Hablamos con él acerca de la complicidad que tiene con YOSHI, su productor para el proyecto, qué le hizo dar el paso para compartir lo que venía pensando, su involucramiento en el concepto general, POLLO BRUTO y su amor incondicional hacia Kid Cudi.
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¿#Aquésuena N4NO?
A alguien que entiende el género y la movida le digo que hago hip-hop alternativo. Para algunos es suficiente explicación. Para la gente que no, es hip-hop, definitivamente, pero tomando prestado elementos de otros géneros musicales. Particularmente, en Nanodrama, creo que hay mucho del mundo de la música electrónica, en cuanto a los sonidos, sintetizadores. Hay mucho de afro-beat, reggaetón, pero también boom-bap noventero, trap, funk.
Me di cuenta con ciertos synthes, lo que decís de la electrónica. Muy melódico, también. Qué feeling melodramático el que tiene, un encore increíble. Hay un par de rolas en donde sentí que Mike Dean lo pudo haber estado detrás.
Qué chido que lo notaste, qué cabrón. Ese trabajo lo hizo, MIJO, un súper productor de la Ciudad de México. A ese wey lo volaban a Korea a tocar, Berlín, lo que sea. Es amigo mío. Con YOSHI hicimos los espacios en donde pensábamos que ese sonido cabría muy bien. Lo contacté y se quiso subir. Tiene una colección de synthes viejos, y no fue programado. Todo lo tocó.
¿Hace cuánto que venías jugando, pensando en la idea de hacer música? ¿Qué hizo que quisieras compartir esto que hacés?
Años, años, años. Al principio tenía demasiado claro, mas bien, no tenía un plan de nada. Lo hacía porque me salía hacerlo y me la pasaba muy bien haciéndolo. Tengo que estar activo porque sino la ansiedad me come. Así que, perfectamente, se canalizaba a la música. Cuando me lo empecé a tomar en serio, entre comillas, fue cuando estaba en Nueva York. La escena musical fue life changing para mí, el hip hop, en particular.
Estando ahí, cada fin de semana habían dos shows distintos de artistas que hubiera muerto por ver. Ahí dije, ‘wey, voy a hacer esto bien’. Luego, no tenía tiempo, luego sí, después inseguridades. Me cuesta más pensar que lo voy a hacer. Lo dejé ir varias veces, lo retomé. ¿La respuesta rápida? 5 años, aproximadamente, que estaba diciendo que sí, pero siempre no. Hace dos años fue cuando dije que lo iba a hacer en serio, y sí pasó.
¿Sí podés encontrar el catalizador para poner el deadline y materializar?
Sí, por supuesto. Todo vino a raíz de que regresé del lugar en donde trabajé como chef. Estaba en un parálisis absoluto, en cuanto a la cocina. Lo único que sabía en mi vida era que no quería cocinar jamás. Estaba viendo qué hacer, soy alguien muy activo. Dije, ‘wey, por qué no empiezas unas fiestas de hip-hop?’. Tenía ahí un carro, en Monterrey, de donde soy, que vendí y pensé financiar con ese dinero.
Empecé a buscar venues, contactar gente, lo fácil que era bookear a cualquier artista. Hablando con Milkman, súper amigo mío, me dijo, ‘¡anímate! Siento que lo de las fiestas underground que quieres hacer, tú en realidad quieres hacer música. Aviéntate, no te saques la vuelta’. Fue el perfecto empuje, en el perfecto momento. Y fue de sí, lo hacemos. Me dijo que fuera a Los Ángeles con él. Él armó el deal con YOSHI, porque yo no le conocía. Ahora somos muy amigos. Fue ese momento el definitivo para mí.
Andás en México. ¿Cómo grabaron las sesiones con él?
La movida esta de Los Ángeles fue pre-pandemia. Hicimos muchas maquetas. Ya todo lo demás se hizo en la Ciudad de México. Sí hubo llamadas por teléfono, Zoom y demás. La misión inicial de Los Ángeles era hacer maquetas y se cumplió. Aquí era trabajar esas maquetas, re-grabar todo, incorporar instrumentos, decidir cuáles sí se iban a quedar, cuáles no. Eso se podía hacer acá sin problema alguno.
Con la musicalización, ¿qué tanto instrumento en vivo utilizaron? ¿Es todo programación?
Sí le metimos bastante al vivo. La primera canción tiene guitarra eléctrica, batería real, grabada en estudio. YOSHI, resulta que la introducción que tuvo a la música fue a los 11 años, o algo así, tocando batería de jazz. Para mí, el sonido de la batería real es algo que me encanta y yo le dije, ‘hay que meterle’. Contactamos al estudio de Wet Baes y Tuzeint, nos prestaron el lugar. Eso, bajo, teclados y pianos, hay violines, trompetas. Creo que son todos los que me sé. Estuvo chido.
‘Quédate Atrás’ es una buena manera de abrir el EP. In my bag, completamente. Una statement track. Muy directa. El proyecto en sí es así, y eso me gusta. Lo que ha hecho YOSHI lo siento así también. Me hace sentido que hayan trabajado juntos. ¿Cómo empiezan a definir qué querían hacer? ¿Cómo compaginan ambos mundos?
La neta es que YOSHI es un súper productor, de las personas más talentosas del país, haciendo música. Como artista también, pero como productor está muy cabrón. Genuinamente, escuchó lo que quería hacer. Yo tenía muy clara, narrativamente hablando, que qué era el trabajo que quería hacer, los sonidos a utilizar. Se los presenté con referencias, ‘este pedazo de esta canción, este bassline de acá’. Le expliqué los temas. Me entendió a la perfección. La dinámica con la que trabajamos fue que tenía una playlist de referencias y nos íbamos escuchando, una por una.
Cuando nos cachaba a los dos, buscábamos el vibe. Al encontrarlo, hacíamos una canción basándonos en esto, haciendo una especie de homenaje. De ahí la letra, melodía vocal, luego el tema y ya lo encajaba yo en la narrativa que tenía. Fue todo muy orgánico. La misión era hacer la mayor cantidad de maquetas en poco tiempo porque nos regresaríamos a trabajar en ellas.
A mediados de agosto lanzaste ‘Indecisa’ como primer single. Cuando YOSHI me dijo que tenía esa rola guardada de hace más de un año, yo no lo podía creer. Sigue vigente el sonido. Es un hit, sí, pero es la única que tiene ese feeling en el proyecto. ¿Por qué esta rola?
La razón fue porque, como dices, esa canción es muy digerible. La veo siendo escuchada por distintos tipos de personas y distintos mercados. Haz de cuenta que está en medio de muchas cosas. Para mí era inteligente que fuera el primer release de todos. Lo demás ya está un poco más personal, más raro, con outros largos, cosas que me encantan, pero se me hacía una muy buena idea. Era de, ‘primero prueba algo suave, con azúcar y luego pruebas el café negro’.
Le metiste al arte también. Eso fue lo primero que captó mi atención, ver a Anagrama en los créditos. ¡La presentación para NRML estuvo muy bien! La dirección de cámara, tomas, la elección en colores. No se necesita un set enorme para ejecutar una idea. ¿Vos sos el director creativo del proyecto igual?
Siento que sería mucho llevarme ese crédito solo yo. Definitivamente tomo la decisión final. Al igual que con la música, soy quien plantea las referencias, quien cura las propuestas con quienes trabajo, ya sea visuales, cámara, producción. Lo llevamos juntos trabajando con mis ediciones hasta donde digo que ya está. Con todos ha sido un trabajo muy colaborativo. Sí soy el líder creativo, pero no soy el ejecutador final de ninguna cosa.
Fichás con quién trabajar.
Un poco, sí. La belleza de esto es que a veces tengo que tomar el control yo, que me gusta, y a veces tengo que tener menos control y eso me gusta. Si la propuesta inicial es algo que está súper cerca del mundo que imaginaba, se acabó. Fantástico. No hay un ego; sí lo hay, pero no está puesto en que yo lo tengo que hacer. Si algo me ha dejado la cocina es poder colaborar con bastantes cerebros, egos y poder llegar a la obra final. Que se trate del objetivo final, y mientras más rápido, mejor.
Saliste con merch también. Yo quiero comprar. No sé qué tan caro me sale el shipping para acá, pero lo pago.
Esa merch se acabó ya (risas). La hicimos para regalar a friends and family. Sí estoy sorprendido con la reacción de la gente. Creo que armaré algo de mejor calidad, trabajarlo sobre pedido, hago uno chido y a donde quieran.
Háblame de POLLO BRUTO. La línea gráfica me parece excepcional, playful, bold. Yo quiero esa merch también. No tengo llenadera. ¿Cuál es la propuesta de valor ahí?
Estaba haciendo un restaurante de comida mexicana muy elevado, se bajó un dineral ridículo de inversión. Gente me apoyó, creyeron en mi visión, hicimos un equipo élite de cocineros, administración. Todo contundente. En medio de la pandemia se me hizo peligroso apostarle a abrir un negocio de alta gama, en cuanto a restaurantes, al menos. POLLO BRUTO nació a raíz de la necesidad de no estar parado.
Si te soy honesto, vino la idea más debido a que tenía claros los parámetros. No fue de, ‘uy, me muero por tener un lugar de pollos asados’. Dentro de las restricciones, dije en dónde estaba feliz, en dónde puedo hacer algo que aporte, algo que sea honesto a mi persona, y a mí como cliente. Me gusta hacer música y comida pensando en que yo soy el cliente final y voy a estar contenido consumiéndolo. Así se hizo, y salió. No inventamos el hilo negro. Son cosas que la gente ya sabe que son, la sorpresa es la ejecución.
Está todo súper meticulosamente calculado. Parece que es accidental, pero nada. Ni el nombre mismo, todo imbécil, es accidental. Todo está sub-atómicamente calculado. La gente está reaccionando súper bien.
La veo para exportar, la idea. ¿Los Angeles como próximo spot? ¿Qué planes tenés con esto?
Definitivamente. Si te soy honesto, es un accidente fantástico. La idea es hacer una marca, que si la gente piensa en comida mexicana, casi que le venga a la cabeza POLLO BRUTO. Creemos que tenemos ese potencial para exportarlo porque hay demasiadas marcas de pollo en el mundo, pero siempre son americanas o japonesas. Se me hace que nadie ha tomado la bandera de la parte mexicana, todavía nos falta trabajo, interno, pero es la idea.
Espero más barras relacionadas a comida para el próximo release, un brag ahí con un par de ingredientes, recetas.
Lo intenté. No está tan fácil como parece. No sé si sea el idioma, pero no estoy acostumbrado. Me sentía, por alguna razón, muy calculado. En la música, algo que no quiero es que se sienta cerebral. Me di cuenta en los últimos demos que estoy haciendo que sí se me salen referencias que nadie va a entender, te lo juro, pero haciendo referencias a chefs famosísimos, platillos, pero no sé. Todavía me falta, líricamente hablando, encontrar un punto donde me sienta cómodo y se sienta divertido. Que esté chingón, al final.
¿Qué estás escuchando?
He estado escuchando demasiado MF DOOM, previo a que muriera. Por alguna razón, este año, me volví loco con Drake. Otra vez. Me aventé toda la discografía, pero ya de estudio. Estoy escuchando a AMAARAE, está súper cabrón. Afrobeat alternativo. Muchos podcasts también. Eladio Carrión, el EP que sacó, ‘Monarca’ está demasiado bueno. Puras barras, trap en español. ‘EPHEMERA’, hecho por Jim-E Stack, de San Francisco. Es un EP chiquito, pero bueno.
¿Qué hacés cuando no hacés música?
Cocino, normalmente. Estoy sorprendido de la cantidad de trabajo que lleva alrededor de la música. No nada más es hacer la música sino que está la parte gráfica, los vídeos, distribución, contratos, todo. Es demasiado time consuming. Si la pregunta es qué hago cuando no hago nada, entonces videojuegos. Soy muy sociable, trato de estar con gente. Ahora estoy afuera del estudio de una joyera, Serpentine, me está haciendo un anillo de una N, mi logo. Luego colaboro con gente, estar con gente, de alguna manera u otra.
Estos meses de sin tener tanto contacto te pegaron fuerte, entonces.
Al principio no. Venía de unas pesadillas que me estaban pasando con un restaurante. Fue agradable poder poner en perspectiva todo, acordarme que no soy mis éxitos ni mis derrotas. Esas son cosas que pasan paralelas a tu vida. Muy rápidamente ya estaba inmerso en lo de POLLO BRUTO, forzosamente tenía que hacer que eso sucediera, sino no íbamos a poder existir. Era un riesgo, y los chefs con los que trabajo, mis manos derechas, el administrador general, me caen demasiado bien. La pasamos muy bien juntos. No sentí que estaba solo.
Si estás enfrente de una puerta, tocás el timbre, ¿quién te abre?
Qué difícil. Ahorita que estoy demasiado obsesionado, sería Kid Cudi. Tengo demasiadas preguntas por hacer, soy demasiado fan de su música. Lo que quiero hacer, la neta, es demasiado similar a lo que él logró hacer, pero en español. Cada vez le tengo más preguntas a ese wey.
Seamos honestos, ¿te gustó el último de la trilogía? Siento que no vivió a la expectativa.
Es que soy el peor fan. Me gusta demasiado. Inclusive, este último álbum me encantó. Me gustó mucho. Sí estoy de acuerdo contigo que creo que la gente esperaba más. Algo que se me hace bien cabrón de la música de Kid Cudi, conforme pasa el tiempo, cada vez está más experimental. Es música que hace para él y sus fans. No está buscando el éxito comercial, de ninguna manera. Si pasa es porque resultó ser que esa canción era digerible. No sé, a mí me gustó demasiado.